Dale al Twitt

La imagen del día

La imagen del día

La frase del Día...

"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

VEO VEO...

Un joven de 29 años Secretario de Justicia de la Nación

20.12.10

Néstor Kirchner, a pesar de haber sufrido poco antes un ataque cardíaco, no quiso faltar al acto de La Cámpora en el Luna Park. (TELAM)
 
 
Alejandro Julián Álvarez asumirá como nuevo secretario de Justicia de la Nación.
Un nombramiento sorpresivo que generó demasiadas especulaciones palaciegas entre los analistas políticos. Álvarez, abogado y profesor de Filosofía del Derecho en la cátedra de Ricardo Guibourg, es un estudioso de la Constitución de 1949. A los 29 años tendrá el desafío de ser el nexo del Ejecutivo con el Poder Judicial y lo espera, además, un asiento en el estratégico Consejo de la Magistratura.

Quienes buscan la designación de Álvarez en influencias palaciegas pierden de vista la profunda transformación político cultural que se vive en la Argentina. Álvarez compartió su estudio de abogado con Eduardo Wuado De Pedro y, al igual que éste y Mariano Recalde, integra la agrupación Abogados por la Justicia Social (Ajus) y La Cámpora.

Vale señalar que los padres de De Pedro fueron asesinados durante la dictadura militar y por eso forma parte de la agrupación Hijos, que acaba de cumplir 15 años. El 20 de diciembre de 2001, en medio de la feroz represión ordenada por Fernando de la Rúa, De Pedro fue detenido por policías federales. Llevaba unos volantes de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación y cuando los policías se le fueron encima, De Pedro se resistió. Para meterlo en el patrullero no les alcanzó con garrotearlo sino que le aplicaron una picana eléctrica portátil. Así, lo esposaron, lo subieron a un patrullero y, durante el viaje, lo golpearon salvajemente. Tenía 25 años y pudo saborear aquella Argentina que a sus padres, militantes revolucionarios, les había quitado la vida. Su padre, Enrique De Pedro, estudiaba Derecho y trabajaba como empleado judicial. Murió asesinado a principios de 1977. Su madre, Lucila Révora, estudiaba Psicología.

En octubre de 1978, cuando Wuado no había cumplido aún dos años, un grupo de tareas llegó a la casa donde Lucila estaba con Wuado y otros compañeros. Wuado se salvó de la balacera porque su madre lo protegió con su cuerpo. Ella murió y los represores secuestraron al niño. La familia de Lucila logró, por contactos, la restitución del niño. Esta historia fue relatada por Wuadoo De Pedro ante la Justicia Federal, donde se presentó como querellante y esta semana espera la sentencia.

Aquel 20 de diciembre de 2001, el chofer del patrullero que llevaba a Wuado hacia una comisaría chocó con un taxi y, por providencia, lo llevaron al hospital Argerich. Al rato, llegaron el secretario general de Judiciales, Julio Piumato, y el abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales (presidido por Horacio Verbitsky) Pablo Ceriani. Años después, cuando Mariano Recalde fue designado por la presidenta Cristina Kirchner al frente de Aerolíneas Argentinas, Wuado De Pedro integró el directorio.
El jueves pasado, en una reunión de jóvenes dirigentes kirchneristas, alguien preguntó por qué no estaba De Pedro y otro contestó que había faltado porque la Presidenta lo había llamado a una reunión. Al día siguiente, el mismo en que Nilda Garré ponía en funciones a la nueva cúpula de la Policía Federal, se supo que Alejandro Julián Álvarez, quien fuera socio y compañero de Wuado De Pedro, era el hombre elegido por Cristina para ocupar la Secretaría de Justicia.

Este resumido relato puede ayudar a dar algo de perspectiva. Muchos se resisten a mostrar cómo los hilos de la identidad y la historia pueden más que las conspiraciones destinadas a frenar un proceso de cambio. También sirve para pensar en que Piumato o Verbitsky –por caso– no son personajes influyentes de Palacio sino más bien personas con una historia asociada a las luchas por una Argentina digna.

Cuando la Presidenta habla de profundizar el modelo se refiere a generar las condiciones institucionales y políticas que permitan lograr una distribución de la renta a favor de los sectores populares. Para esto es imprescindible renovar y oxigenar oficinas públicas clave.

Es la juventud, estúpido. Alejandro Julián Álvarez no sólo sabe de Filosofía del Derecho. Cuando Mariano Recalde asumió en Aerolíneas, lo sugirió para reemplazarlo en una tarea que tenía que dejar: ser abogado de la Juventud Sindical, cuyo secretario general es Facundo Moyano.
Álvarez no sólo cumplió ese rol con satisfacción de los dirigentes gremiales jóvenes sino que afianzó la relación entre ellos y los dirigentes de La Cámpora. La sintonía fina entre jóvenes sindicalistas y políticos dentro del kirchnerismo tiene un valor trascendente. Hace muchos años, a principios de los setenta, Juan Perón habló de la imperiosa necesidad del trasvasamiento generacional.
Sin embargo, el peronismo no podía salir de las fuertes diferencias internas que tuvieron su eclosión el 20 de junio de 1973 en Ezeiza y que siguieron en una espiral de enfrentamientos que llevaron a la ruptura de los sectores juveniles revolucionarios en el acto de la Plaza de Mayo el 1º de mayo de 1974. No se trata de un fantasma del pasado, sino de una lección de la historia. En un contexto diferente, muchos de quienes fueron protagonistas de esos años en espacios diferentes hoy comparten la conducción del justicialismo y también espacios clave del Gobierno Nacional. Para asegurar el futuro, nada mejor que confirmar que los jóvenes dirigentes del kirchnerismo se comprometen en profundizar los cambios al tiempo que zanjan aquellas heridas de la historia.
La irrupción de jóvenes en la escena política es un dato excluyente. Decenas y decenas de miles de ellos fueron a llorar a Néstor Kirchner durante tres días hace menos de dos meses. La imagen de Kirchner fusionado con El Eternauta que convocó al acto de La Cámpora en el Luna Park del martes 14 de septiembre pareció premonitoria. Pero no sólo en el aspecto de unir a Kirchner con el mítico Juan Salvo, el personaje de ficción creado por Héctor Oesterheld, quien al igual que sus cuatro hijas forma parte de los miles de detenidos desaparecidos.
Kirchner, después de sufrir un ataque al corazón tres días antes del acto, no quiso dejar de asistir al Luna Park. No habló. En su lugar lo hizo la Presidenta. A ella le tocó, después del 27 de octubre, seguir con su labor al frente del Ejecutivo y ser la receptora del calor popular y juvenil. En esa perspectiva hay que entender la oxigenación de cargos ministeriales. En definitiva, los sucesos del parque Indoamericano instalaron el debate sobre qué debe hacerse con el espacio público. Y las oficinas gubernamentales y las instituciones policiales son también parte del espacio público. Ante el violento intento desestabilizador que cobró tres muertes, presumiblemente de balas policiales, Cristina demostró que abre espacios y acepta todos los desafíos.

La seguridad. Nilda Garré forma parte del consejo editorial de la revista Desafíos para el proyecto nacional, cuyo primer número salió apenas un mes antes de la muerte de Néstor Kirchner. Junto a ella están, entre otros, Carlos Tomada, Mercedes Marcó del Pont, Jorge Taiana, Francisco Gutiérrez, Daniel Filmus, Agustín Rossi y Ricardo Forster. Ellos integran un espacio que hace pocas semanas –el viernes 3 de diciembre– hizo una amplia convocatoria en la Plaza del Congreso. Ese espacio –al que llaman la Corriente– nuclea a quienes fueron la juventud hace muchos años.
Los discursos de cierre sumaron, además, a uno de los principales protagonistas del kirchnerismo, el secretario Legal y Técnico, Carlos Zaninni, un hombre que no frecuenta mucho los medios de comunicación masivos pero que tiene una fuerte historia de compromiso militante.
Algunos hablan de la influencia de Zaninni en algunas decisiones de estos días. Particularmente, se menciona que el flamante jefe de la Policía Federal, Enrique Capdevila, fue compañero suyo de secundario en Córdoba. Un dato demasiado pequeño para entender la lógica de toma de decisiones en estos siete años.
Entre las características de liderazgo y de gestión tanto de Néstor como de Cristina Kirchner está la de ser intérpretes del momento y no encerrarse en el palacio para tomar decisiones a espaldas de la sociedad. La elección de Garré responde a esa lógica. Por supuesto, la del equipo que comandará también.
Es cierto que 2011 será un año en el que no faltarán otros intentos desestabilizadores. Los asesinatos del parque Indoamericano, quizás, precipitaron los cambios. Pero ellos están en la dirección de la transformación iniciada en mayo de 2003.