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"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

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Empleo rural, un manual de la explotación

11.2.11

Casi el 70 por ciento de los trabajadores rurales está en negro, cobra menos que el salario mínimo, trabaja de forma transitoria y en malas condiciones de seguridad e higiene.



 Por Javier Lewkowicz

Los nichos de trabajo esclavo o “no libre” recientemente descubiertos componen un universo muy preocupante, pero la mayoría de los trabajadores rurales no se de-sempeña en esas condiciones infrahumanas y, sin embargo, está muy lejos de los derechos laborales alcanzados por buena parte del asalariado industrial. 

Cerca del 70 por ciento del total de los trabajadores rurales está “en negro”, y de la minoría de registrados una relevante porción cobra por debajo del salario mínimo que establece la ley, trabaja de forma transitoria y en malas condiciones de seguridad e higiene. 


Hugo Luis Biolcati, presidente de la Sociedad Rural, parecía desconocer esta situación cuando hace unos días indicó que “el salario mínimo del campo supera ampliamente al mínimo, vital y móvil. Y se le suma comida y vivienda”. El empresario generalizó la situación de una ínfima porción de los trabajadores rurales que son los registrados, permanentes y calificados de la región pampeana, un conjunto para nada representativo. Los factores que explican la precariedad laboral en el sector son la debilidad de la acción sindical, el aumento en la proporción de trabajadores transitorios, la vulnerabilidad de los hogares rurales y un escenario de difícil fiscalización.

Al menos un millón de personas se ocupan a lo largo del año de forma permanente o transitoria en el agro, aunque sólo están registrados 320.542, según el último dato del Indec correspondiente al tercer trimestre de 2010. Esto supone una tasa de informalidad cercana al 70 por ciento, duplicando a la media de la economía. Pero esta situación no es homogénea en todos los cultivos y zonas del país. Por ejemplo, la informalidad es especialmente alta en cultivos extrapampeanos hortícolas como el ajo, la cebolla, la zanahoria, y también en la producción yerbatera en Misiones. En cambio, la caña de azúcar en Tucumán y las tareas de empaque en el Alto Valle de Río Negro tienen una mejor realidad laboral, a raíz de una tradición sindical fuerte.

Las fuentes de precariedad laboral más usuales son la inestabilidad, desprotección social, remuneraciones por debajo del salario mínimo vital y móvil y sistema de pago a destajo, junto con malas condiciones de seguridad e higiene. Para tener una idea de la precariedad salarial del sector, en el tercer trimestre de 2010 el Indec observó que el salario para únicamente los trabajadores en blanco fue de 2004 pesos, apenas por encima de los 1740 en que estaba el salario mínimo en ese momento. Sin embargo, el dato sólo toma en cuenta esos tres meses del año y, siendo temporarios la mitad de los trabajadores rurales, el promedio anual es mucho más bajo. Pero, además, hay una fuerte heterogeneidad entre el promedio salarial en los cultivos de cereales y oleaginosas (en general radicados en la región pampeana), de alrededor de 2347 pesos según el organismo oficial, y las hortalizas (1595 pesos), frutas (1719 pesos) y cultivos industriales (1591 pesos), que se ubican fuera de la zona núcleo. Y, de nuevo, esto tomando sólo los datos de los trabajadores en blanco.

La informalidad

 

“Los factores que explican los problemas de informalidad laboral y, en forma más general de calidad de empleo, son varios. En el plano colectivo, la debilidad de la acción sindical, y desde un costado más micro, cabe resaltar la vulnerabilidad de los hogares de los trabajadores y la incapacidad resultante para disputar ingresos y condiciones de trabajo, ya que no es nada fácil rechazar un empleo en ese contexto. Además, son escenarios muy difíciles de fiscalizar, porque los agentes llegan a la tranquera y el patrón ordena que se vaya la mitad de los trabajadores y queden sólo los que están en blanco”, explicó a Página/12 Germán Quaranta, autor del trabajo “Restructuración y dinámica de los mercados de trabajo agrarios en la Argentina” junto a Francisco Fabio, ambos investigadores del área de empleo y desarrollo rural del Ceil-Piette/Conicet.

Otro punto sensible es la legislación laboral que se aplica sobre el sector, donde rige la ley de 1980, con la firma de Jorge Rafael Videla. “La ley de la dictadura deja afuera a los trabajadores agrarios de la Ley de Contrato de Trabajo y creó el Registro de los Trabajadores Rurales (Renatre), compuesto por las cuatro entidades y el gremio Uatre. El Renatre debería regular las condiciones de trabajo en el sector, pero en cambio el vínculo entre el sindicato y la patronal ha incubado e incentivado la situación que tenemos en la actualidad”, indicó a este diario el secretario general de la Asociación de Trabajadores Horticultores y Floricultores, Ernesto Ojeda. 



En junio del año pasado, el Gobierno presentó en el Congreso una nueva ley de trabajo rural, que propone que el Renatre pase a la órbita del Ministerio de Trabajo, donde también participarían los representantes del sector. “Vuelve a poner la tarea de registración en manos del Estado, de donde nunca debió salir”, agregó Ojeda. Tanto la Mesa de Enlace como el gremio de los peones rurales, Uatre, rechazaron la iniciativa. Ya en 2008, la Mesa de Enlace se había negado a convalidar la jornada laboral de ocho horas.

El trabajo transitorio

Una situación relevante que está vinculada con la informalidad y también con el trabajo registrado pero muy precario es la de los trabajadores temporarios, que representan la mitad de todo el universo de trabajadores rurales. Estos empleados ven especialmente limitada su capacidad de organización gremial y su número se ha incrementado en forma relativa en los últimos años, a partir de los nuevos paquetes tecnológicos y cambios de formas organizacionales de las empresas.
Por ejemplo, en la región pampeana la siembra directa redujo en un 30 por ciento la demanda de mano de obra respecto de las tecnologías previas. “Los cultivos de soja, trigo y maíz, dados los actuales procesos, presentan en su etapa primaria requerimientos casi insignificantes de mano de obra”, advierten Quaranta y Fabio. También ponen como ejemplo el caso del algodón en el Noroeste del país, ya que en los ’90 con la crisis de la industria textil y la difusión de las fibras sintéticas generó condiciones desfavorables para los pequeños productores incentivando la concentración hacia las explotaciones medianas y la mecanización de la cosecha. Algo similar sucedió con la producción azucarera, puesto que la mecanización de la cosecha de caña de azúcar redujo los requerimientos de mano de obra de 50 mil cosecheros en los años ’60 a 15 mil en los ’90.
Producciones alternativas no logran compensar esas pérdidas de empleo, por lo que a medida que aumenta el nivel tecnológico cae la proporción de permanentes, aumenta el desempleo estacional y los trabajos transitorios, indican los investigadores. Pero además del avance tecnológico, la mayor presencia de trabajo temporario se explica por el cambio organizacional que transitan las empresas del sector, que buscan contratar empleados ajustándose a los tiempos efectivos de trabajo y así evitar tiempos muertos, una vieja estrategia capitalista. “De esta forma, hay una tendencia a ‘eventualizar’ la contratación de los jornales, que se monta sobre la estacionalidad característica de las tareas agrícolas, situación que profundiza y modifica la precariedad y la vulnerabilidad de estos trabajadores”, indican Quaranta y Fabio. Así, hay casos de empresas frutícolas muy grandes que trabajan con sólo diez empleados permanentes.
Esta modalidad que se visualiza en las grandes empresas a veces está asociada al trabajo registrado o en muchos casos subregistrado. “Por más que sea registrado sigue siendo precario. Les es muy difícil conseguir trabajo todo el año y, si no se logra continuidad, los ingresos anualizados son inferiores al salario mínimo”, consideró Quaranta.
El sector rural exhibe situaciones extremas como el trabajo “no libre” o esclavo, donde se vulneran derechos humanos elementales, y un mínimo universo de asalariados bien pagos, como puede ser el maquinista contratado en la región pampeana. En el medio, la gran mayoría de los trabajadores rurales conviven con la informalidad y los flagelos que ello conlleva: menores salarios, jornada de más de ocho horas, falta de acceso a la seguridad social y a derechos adquiridos como vacaciones, aguinaldo y licencia por enfermedad, entre otros. Otro importante núcleo registrado no escapa a la precariedad ligada a la eventualidad laboral, sumada a deficiencias en las condiciones de higiene y seguridad.

Argentina tiene en su poder la futura "estrella" de las materias primas

Está presente en celulares, computadoras portátiles, cámaras digitales y, en poco tiempo más, en buena parte de los autos del país y el mundo. Su relativa escasez lo ha vuelto la nueva y principal obsesión de los principales actores del mapa industrial. 

Características de la "commodity del futuro"

Argentina tiene en su poder la futura "estrella" de las 
materias primas
Está presente en celulares, computadoras portátiles, cámaras digitales y, en poco tiempo más, en buena parte de los autos del país y el mundo. Su relativa escasez lo ha vuelto la nueva y principal obsesión de autopartistas y fabricantes de automóviles de liderazgo mundial.

Y empresas como Toyota y Mitsubishi ya rubricaron acuerdos con compañías locales y de la región para asegurarse la provisión de cara a las próximas décadas.

Hoy la Argentina aparece como el tercer productor mundial, pero tiene potencial para transformarse en el primero de lo que algunos expertos denominan la "commodity del futuro" en menos de dos años. El nombre del nuevo objeto de deseo: litio.

Distribuido en los salares de provincias como Salta, Jujuy y Catamarca, y extraído mediante técnicas de evaporación, este metal de naturaleza reactiva y versátil se ha convertido en el imán que mayor cantidad de inversiones está recibiendo en estos últimos meses. Su secreto: es el material más dúctil y rendidor para la fabricación de baterías.

La profunda inclinación que muestran las automotrices por la producción, cada vez a mayor escala de vehículos híbridos, sumada a la demanda que viene del sector de la electrónica de consumo, es lo que permite anticipar la explosión del negocio del litio en el mediano plazo.

Un pronóstico en esa dirección: la firma oriental de investigación de mercado Fuji-Keizai sostiene que el mercado global de baterías de litio, orientadas sólo a los autos, crecerá a u$s24.800 millones en los próximos cuatro años, frente a los u$s27,5 millones que el mismo sector movió durante 2009.

En la actualidad, japoneses, coreanos y chinos aparecen como los protagonistas de una ola de proyectos y explotaciones que, con epicentro en la Puna argentina, acumulan desembolsos por encima de los 120 millones de dólares.

El rival a vencer es Chile, actual primer exportador mundial de la materia, aunque las grandes cantidades de litio que acumula Bolivia –todavía sin explotar– podrían aminorar la demanda de producto local. Aún así, las amplias reservas con las que cuenta la Argentina dejan margen para suponer una mejor posición en la nómina de líderes.

"Argentina está frente a una oportunidad histórica. Hoy las grandes regiones mundiales donde se concentra el litio son el salar de Atacama, en Chile, Uyuni, en Bolivia, y nuestra Puna. La diferencia es que aquí las inversiones ya se están llevando a cabo, y con la ventaja de que puede ubicarse más mineral. La vida de un yacimiento de litio puede perdurar por más de 70 años, por lo que eso ofrece mejores perspectivas de inversión a futuro", afirmó a iProfesional.com Facundo Huidobro, director de Mansfield Minera y secretario de GEMERA, la cámara que aglutina a las empresas de exploración que operan en la Argentina.

"Hoy, firmas como FMC Minera del Altiplano, Ady Resources, y la firma Ekeko, por ejemplo, son los que están produciendo o comenzarán a hacerlo en el transcurso de este año. La mayoría, muy bien posicionados a nivel mundial y con escala para avanzar en más proyectos", añadió el ejecutivo, quien además es titular de la Cámara de Minería de Salta.

Una materia prima clave, de cara al futuro
Más allá de las operadoras en sí mismas, lo relevante de la Argentina en el mapa mundial del litio queda expuesto por el movimiento de algunas automotrices, que ya concretaron convenios para asegurarse el material en los próximos años.
El incremento en la producción de vehículos híbridos explica la tendencia. "La incidencia del litio en la nueva industria es vital. Un auto híbrido de última generación requiere, en promedio, 10 kilos de ese mineral. Por eso ya genera convenios como el que cerró Toyota en Argentina", sostuvo Huidobro.

A fines de enero último, uno de los proveedores clave de la automotriz mencionada, la compañía Toyota Tsusho, se aseguró el suministro a largo plazo de litio en el país, en lo que representa uno de los primeros acuerdos globales de recursos naturales, de cara a la masificación de los autos eléctricos.

Mediante una inversión cercana a los u$s120 millones, la firma pagará por un estudio de viabilidad este año en un proyecto de litio en el Norte operado por Orocobre, que cotiza en Australia, y se quedará con una participación de 25% del proyecto resultante.

La decisión de Toyota Tsusho también será replicada por Mitsubishi, que está por cerrar un acuerdo similar con mineras que operan en la Puna. Esta última viene protagonizando una polémica en Bolivia, tras solicitarle al gobierno que encabeza Evo Morales que le otorgue un área de litio para "mantenerla como reserva por 10 años, para cuando se abra completamente el mercado de los híbridos".

De vuelta en la Argentina, los empresarios apuestan sin vueltas por la extracción inmediata. "Los capitales asiáticos están mostrándose cada vez más interesados en lo que hace a la explotación del litio. Mientras que los estadounidenses y los canadienses invierten más en la búsqueda, es notorio como japoneses y chinos preparan los desembolsos para intervenir una vez que se ubica el mineral", dijo Huidobro.

Según el empresario, el aprovechamiento del litio que se extrae en todo el planeta se divide de esta forma:

  • El 29% se destina a la fabricación de baterías para automóviles y productos electrónicos de consumo masivo.

  • El 20% está dirigido a la producción de aluminios.

  • Otro 20% se utiliza en la confección de vidrios y cerámicas.
  • Un 13% es volcado a la fabricación de lubricantes.

  • Otro 18% se destina a múltiples industrias.

Consultado por iProfesional.com Julio Ríos Gómez, presidente de GEMERA, sostuvo que el litio "representa el gran interés para los exploradores, y ocupa un lugar preponderante dentro de los más de 20 proyectos de búsqueda de minerales que se pondrán en marcha este año en la Argentina".

"La demanda para hacer baterías es cada vez mayor. Hoy Chile controla casi el 50% de la exportación, pero nuestro país podrá jugarle de igual a igual en breve. Algo similar puede decirse del uranio, donde el potencial del país se mantiene latente", aseguró.


Más interés
Otra de las compañías que develó recientemente su interés por el litio argentino es la autopartista austro-canadiense Magna, que acaba de invertir u$s10 millones en Lithium Americas a cambio de recibir parte del metal que esta firma extrae también en el norte del país.

La decisión de la firma norteamericana responde a un pedido de Ford, que en el último tramo del año pasado le solicitó de manera formal que lleve adelante el desarrollo de un Focus capaz de funcionar a electricidad.

"Para que Argentina acumule más inversiones y se transforme en número uno se tiene que dar una sintonía en las condiciones políticas de las provincias. En regulación y demás. El recurso está y es abundante; en eso somos un país privilegiado. Hay que brindar seguridad para que los inversores no se desvíen a otras regiones", concluyó Huidobro.

Durante 2009, la Argentina vendió alrededor de 6.000 toneladas de litio a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, China y Rusia.

Hoy por hoy, las dos mayores empresas productoras de litio del mundo son Qinghau Salt y Sociedad Química y Minera de Chile. La primera es de origen chino y sus acciones cotizan en el mercado de Shentzen. Su capitalización bursátil alcanza a los 10.375 millones de dólares. La segunda es chilena, su capitalización es de u$s10.360 millones y cotiza en Wall Street.

Conforme a lo dicho, a la Argentina se le abre una gran oportunidad para capitalizar la extracción de este recurso que, por el uso que se le da y se le dará en el corto plazo, brindará enormes oportunidades de negocios.


Patricio Eleisegui
© iProfesional.com