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"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

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El Presupuesto augura un crecimiento económico del 4,4% para 2013

21.9.12

El ministro de Economía presentó los fundamentos macroeconómicos de la "ley de leyes",
 que prevé además una inflación anual del 10,8%. “El mercado interno es el sustento de
 nuestra política económica”, sostuvo. El proyecto comenzará a tratarse el miércoles que
 viene a las 11 y llegaría al recinto en octubre.


El Gobierno nacional estima para 2013 un crecimiento de la economía del 4,4 por ciento;
 una inflación anual del 10,8 por ciento; y un dólar oficial a 5,10 pesos. Así se desprende
 del proyecto de Presupuesto 2013 que presentó el ministro de Economía de la Nación,
Hernán Lorenzino, en la Cámara de Diputados.

Ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside el kirchnerista Roberto Feletti,
 Lorenzino expuso los fundamentos macroeconómicos del proyecto de ley de Presupuesto
 General de Gastos y Cálculo de Recursos de la Administración Nacional del año próximo.
“El mercado interno es el sustento de nuestra política económica”, afirmó.

El ministro aseguró que este es “un proyecto de Presupuesto que representa un plan de
 gobierno que afirma y profundiza los cambios que se han producido desde 2003”.

Lorenzino expuso en el Salón Delia Parodi del Palacio Legislativo acompañado del
 presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el secretario de Política
Económica, Axel Kicillof; y el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa.

Supuestos macroeconómicos. Las proyecciones del Presupuesto prevén un crecimiento
 de la economía de 4,4 por ciento y “su impulsor será la demanda agregada”, tanto por el
 consumo como por la inversión. El proyecto reconoce además que el crecimiento calculado
 para este año será menor al 5,1 por ciento previsto, rondando el 3,4 por ciento.

“La inversión se expandirá, proyectándola en 7,4 por ciento”, sostuvo Lorenzino, tras destacar
 que “la tasa de inversión de la economía argentina fue la tercera a nivel mundial” según el
 Banco Mundial.

Las exportaciones aportarán 92.846 millones de dólares y las importaciones 79.522. Esto hará
 a un superávit de la balanza comercial estimado en 13.325 millones de dólares.

Estimación de recursos tributarios. La recaudación de impuestos nacionales y de
 contribuciones de la seguridad social alcanzará para 2013 los 822.073,5 millones de pesos,
por lo cual será 22.7 por ciento superior a los estimado para 2012. “Esperamos fortalecer
el espacio fiscal para hacer política macroeconómica en un mundo más volátil”, resumió Lorenzino.

La suba estimada en la recaudación nominal se explica por “los aumentos proyectados en la
actividad económica, el comercio exterior, las remuneraciones, los precios y el empleo, y por
 las mayores ganancias obtenidas, tanto por las sociedades como por las personas físicas”.

El Gobierno apunta, según precisó Lorenzino, “a más impuestos en términos progresivos”:
 los derechos de exportación y el impuesto a las ganancias, que aportarán 77.963,5 millones
 de pesos y 161.579,9 millones de pesos respectivamente. “Luchamos contra la evasión y
 vamos a una economía en blanco”, agregó.

“No solamente logramos que los más vulnerables estén mucho mejor que en 2003. Si no
que hoy son la explicación del motor de nuestra economía”, sintetizó el ministro.

Gasto público. “Las políticas de gastos van a estar dirigidas, como hasta este momento,
 hacia la progresividad de esa política fiscal”, anticipó Lorenzino, y sostuvo que el
 Presupuesto  se baja en un “incremento sostenido de los gastos sociales considerando que
eso es la principal herramienta para reducir las desigualdades sociales y mejorar las condiciones
 de vida de nuestra población”.

En proyecto de Presupuesto 2013 prevé un incremento del gasto destinado a educación,
ciencia y tecnología de aproximadamente 8.232,2 millones de pesos; en tanto que en Salud
se produce un aumento del 29,6 por ciento respecto de 2012.

Lorenzino explicó que los tres ejes que rigieron la política fiscal del Presupuesto 2013 son:
“un gasto público contracíclico”; “una estructura de impuesto cada vez más progresivas:
 cobrar más ganancias y derechos de exportación; y una mayor “solvencia de las cuentas
 publicas: cobrando más impuestos y desendeudando”.

“El gasto público y la inversión publica y social han sido uno de los pilares de este modelo”,
precisó el ministro, que indicó que según datos de la Cepal Argentina es la segunda
economía de la región en términos de inversión pública y social. “El mercado interno
es el sustento de nuestra política económica”, afirmó.

El microchip, asunto de interés público

18.9.12


ECONOMIA › EL ESTADO IMPULSARA EL DISEñO DE MICROPROCESADORES EN ARGENTINA, CON APORTE PRIVADO

Argentina busca dar un salto tecnológico y diseñar los microchips que se utilizan en decodificadores, notebooks, televisores y otros productos electrónicos. El Ministerio de Industria ya comprometió a dos grandes empresas del sector para aportar al proyecto.

 Por Javier Lewkowicz

El Gobierno evalúa montar una empresa dedicada al diseño de microprocesadores, que se utilizarían en los decodificadores de TV digital, notebooks del plan Conectar Igualdad, equipos de televisión, otros productos electrónicos y bienes de capital. El proyecto es de carácter público, aunque se les requirió a las empresas tecnológicas radicadas en Tierra del Fuego que aporten recursos. Dos de las firmas más grandes ya se comprometieron a hacerlo. La intención es aprovechar el importante volumen de las compras estatales de productos con tecnología para diseñar chips específicos que abaraten el costo final y acerquen el desarrollo tecnológico al tejido industrial nacional. Además, podría contribuir a sustituir ciertas importaciones que realiza Tierra del Fuego. No está definida todavía la inversión total que se requiere.

“Diseño de chips y productos acordes con las necesidades de Argentina Conectada –programa de expansión de la banda ancha y la TV digital en todo el país–, construcción en la Argentina de capacidades de diseño y desarrollo tecnológico en microelectrónica, sustituir importaciones en el sector de mayor déficit comercial y desarrollar proveedores nacionales con creciente nivel de integración nacional de componente e ingeniería.” Esos objetivos se propone un documento interno que circula entre el Ministerio de Industria, el INTI y la Universidad Nacional del Sur.

La idea del Gobierno es que en la Argentina se realice el diseño, previa adquisición de licencias, para que luego los chips se fabriquen en los países asiáticos, en particular Taiwan, que maneja una escala de producción muy importante. El microprocesador luego sería adquirido por las firmas tecnológicas de Tierra del Fuego para insertarlo en los productos electrónicos. La deslocalización del diseño es una metodología usual en la industria. Según datos del INTI, la fase de diseño representa dos terceras partes del costo de los microchips. “Es la célula básica de la industria electrónica”, indican. 

Los productos electrónicos a los cuales se podría proveer de chips son el decodificador de TV digital, las computadoras del plan Conectar Igualdad, tabletas digitales y televisores digitales smart, entre otros.

En el caso del decodificador, los equipos del Conectar Igualdad y otras compras públicas, la facilidad está dada por la escala de fabricación y por el tipo de negociación con las empresas de Tierra del Fuego, a las que se les acerca un importante negocio a cambio de la integración de chips. En los televisores digitales smart u otros productos de electrónica comercial, como los celulares, el esquema es más complicado porque las firmas electrónicas muchas veces adquieren el kit de partes completo desde Asia, sin que exista posibilidad –y muchas veces tampoco la disposición– de sustituir alguna de esas importaciones. A la vez, las empresas deberían validar el chip diseñado en forma local, negociación que dista de ser simple, aunque no imposible, indican en el Gobierno. La puesta en marcha del centro de diseño demoraría al menos un año y medio.

“Es interesante que Argentina desarrolle tecnología propia. Eso implica salarios más altos. Un buen modelo de desarrollo implica exportar salarios altos e importar salarios bajos”, indicó a Página/12 Alejandro Mayoral, titular de Afarte, la entidad que nuclea a las compañías que ensamblan productos electrónicos en Tierra del Fuego. La firma Brightstar, que fabrica para Samsung, LG, Motorola y BlackBerry, y Newsan, que trabaja con Lenovo, Sony y Panasonic, entre otras, aseguraron a la ministra de Industria, Débora Giorgi, que realizarán un aporte de capital para el proyecto. “Me parece bien que las empresas inviertan. Todos los modelos exitosos implican la participación del Estado, de las universidades y del sector privado”, completó Mayoral. En términos formales, se trataría de una empresa pública de diseño con participación privada a través de un fideicomiso, aunque sobre esos aspectos se está trabajando.

“El Estado es el gran comprador de tecnología en el país, desde la salud hasta la AFIP, pasando por la Anses y el sector energético. Existe una demanda enorme que no hay que desaprovechar. Lo difícil es salir a competir en el mercado global contra las grandes marcas. Pero esto es cazar en el zoológico”, grafica un miembro del equipo que trabaja en el proyecto. Tampoco escapa a la iniciativa la necesidad de mejorar la ecuación comercial del sector electrónico. Funcionarios no descartan que se pueda proveer de microprocesadores a maquinaria agrícola y autopartes.

24 de septiembre feriado nacional por el Bicentenario de la Batalla de Tucumán

6.9.12





La Cámara de Senadores de la Nación convirtió anoche en ley el proyecto que, por única vez, establece como feriado nacional el 24 de septiembre, al cumplirse ese lunes el Bicentenario de la Batalla de Tucumán.


La Batalla de Tucumán se libró entre el 24 y el 25 de septiembre de 1812 en el Campo de las Carreras y cambió el curso de la Guerra de la Independencia.

Hace dos siglos, el Ejército del Norte, al mando del abogado y general Manuel Belgrano, a quien secundara el coronel Eustaquio Díaz Vélez -en su carácter de mayor general-, derrotó a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, que lo doblaban en número. Con ello, detuvo el avance realista sobre el noroeste del actual argentino, entonces Provincias Unidas del Río de la Plata.

 El triunfo en el Campo de las Carreras cambió el curso de la historia, hasta entonces desfavorable para el ejército patriota, y aseguró la Revolución de Mayo. En la Guerra de la Independencia, la Batalla de Tucumán se libró durante el 24 y el 25 de septiembre de 1812.

Junto con la Batalla de Salta, que tuvo lugar el 20 de febrero de 1813, el triunfo de Tucumán permitió a los rioplatenses confirmar los límites de la región bajo su control.





FRAGMENTO DE MEMORIA SOBRE LA BATALLA DE TUCUMAN (1812) POR MANUEL BELGRANO


Había pensado dejar para tiempos más tranquilos, escribir una memoria sobre la acción gloriosa del 24 de septiembre del año anterior; lo mismo que de las demás que he tenido, en mi expedición al Paraguay, con el objeto de instruir a los militares del modo más acertado, dándoles lecciones por medio de una manifestación de mis errores, de mis debilidades y de mis aciertos para que se aprovechasen en las circunstancias y lograsen evitar los primeros, y aprovecharse de los últimos.

Pero es tal el fuego que un díscolo, intrigante, y diré también, cobarde atentado, introdujo en el ejército, sin efecto en este pueblo y en la capital; y su osadía para haberme presentado un papel que por sí mismo lo acusa, cuando trata de elogiarse y vestirse de plumas ajenas, que no me es dable desentenderme y me veo precisado en medio de mis graves ocupaciones a privarme de la tranquilidad y reposo tan necesario, para manifestar a clara luz la acción del predicho 24 y la parte que todos tuvieron en ella.

Confieso que me había propuesto no hablar de las debilidades de ninguno, que yo mismo había palpado desde que intenté la retirada de la fuerza que tenía en Humahuaca a las órdenes de don Juan Ramón Balcarce, autor del papel que acabo de referir, pero habiéndome incitado a ejecutarlo, presentaré su conducta a la faz del universo con todos los caracteres de la verdad, protestando no faltar a ella, aunque sea contra mí, pues éste es mi modo de pensar y de que tengo dadas tantas pruebas, muy positivas, en los cargos que he ejercido desde mis más tiernos años y de los que he desempeñado desde nuestra gloriosa revolución no por elección, porque nunca la he tenido, ni nada he solicitado, sino porque me han llamado y me han mandado: errados a la verdad en su concepto.

Todos mis paisanos y muchos habitantes de la España saben que mi carrera fue la de los estudios, y que concluidos éstos debí a Carlos IV que me nombrase secretario del Consulado de Buenos Aires en su creación; por consiguiente mi aplicación poca o mucha, nunca se dirigió a lo militar, y si en el 1796 el virrey Melo, me confirió el despacho de capitán de milicias urbanas de la misma capital, más bien lo recibí como para tener un vestido más que ponerme, que para tomar conocimientos en semejante carrera.

Así es, que habiendo sido preciso hacer uso de las armas y figurar como capitán el año 1806, que invadieron los ingleses, no sólo ignoraba cómo se formaba una compañía en batalla, o en columna, pero ni sabía mandar echar armas al hombro, y tuve que ir a retaguardia de una de ellas, dependiente de la voz de un oficial subalterno, o tal vez de un cabo de escuadrón de aquella clase.

Cuando Buenos Aires se libertó, en el mismo año de 1806, de los expresados enemigos y regresé de la Banda Oriental a donde fui, después que se creó el cuerpo de patricios, mis paisanos haciéndome un favor, que no merecía, me eligieron sargento mayor, y a fin de desempeñar aquella confianza, me puse a aprender el manejo de armas y tomar sucesivamente lecciones de milicia. He aquí el origen de mi carrera militar, que continué hasta la repulsa del ejército de Whitelocke, en el año 1807, en la que hice el papel de ayudante de campo del cuartel maestre, y me retiré del servicio de mi empleo, sin pensar en que había de llegar el caso de figurar en la milicia: por consiguiente, para nada ocupaba mi imaginación lo que pertenecía a esta carrera, si no era ponerme alguna vez el uniforme para hermanarme con mis paisanos.

Se deja ver que mis conocimientos marciales eran ningunos, y que no podía yo entrar al rol de nuestros oficiales que desde sus tiernos años, se habían dedicado, aun cuando no fuese más que a aquella rutina que los constituía tales: pues que ciertamente, tampoco les enseñaban otra cosa, ni la Corte de España quería que supiesen más.

En este estado sucedió la revolución de 1810; mis paisanos me eligen para uno de los vocales de la Junta provisoria, y esta misma me envía al Paraguay de su representante, y general en jefe de una fuerza a que dio el nombre de ejército porque había sin duda en ella de toda arma, y no es el caso hablar ahora de ella, ni de sus operaciones de entonces.
Pero ellas me atrajeron la envidia de mis cohermanos de armas y en particular el grado de brigadier, que me confirió la misma junta, haciendo más brecha en el tal don Juan Ramón Balcarce, que además, había sido el autor para que no fuese en mi auxilio el cuerpo de húsares de que era teniente coronel, intrigando y esforzándose con sus oficiales en una junta de guerra, hasta conseguir que cediesen a su opinión, exceptuándose solamente uno, que en su honor debo nombrar: don Blas José Pico.
E
ra, pues, preciso que sostuviese un hecho tan ajeno de un militar amante de su patria, y que ahora he comprendido, era efecto de su cobardía y de una revolución intentada efectuada por otros fines, y cuyos autores jamás pensaron en vejarme, ni abatir, mis tales cuales servicios, honrados, y patrióticos, le dio lugar a que valiéndose de él, pidiese la recíproca, e hiciese que los oficiales de aquel cuerpo que por sí mismo se había degradado, no concurriesen al socorro de sus hermanos de armas abandonados, se empeñaron y agitaron los ánimos, para que se me quitase el grado y el mando de aquel ejército, que ya aterraba a los de Montevideo.

Bien se ve que hablo de la revolución de 5 y 6 de abril de 1811, y no tengo para calificar ante mi Nación y ante todas las que han sido instruidas de ellas cual será don Juan Ramón Balcarce, cuando lo presente como un individuo que cooperó a ella, y que acaso en todo lo concerniente a mi, puedo asegurar, fue el primero y principal promovedor.

Conocía esto yo y lo sabía muy bien, cuando el gobierno me envió a tomar el mando de este ejército y le hallé que estaba en Salta con una fuerza de caballería: consulté con el general Pueyrredón sobre su permanencia en el ejército, no por mi (hablo verdad) sino por la causa que defendemos, y me contestó que no había que desconfiar.

Con este dato, creyendo yo al general Pueyrredón un verdadero amante de su patria, apagué mis desconfianzas, y habiéndome escrito con expresiones excedentes a mi mérito, le contesté en los términos de mayor urbanidad y traté desde aquel momento de darle pruebas de que en mí no residía espíritu de venganza, sin embargo de haber observado por mí mismo, que su conciencia le remordía en sus procedimientos contra mí, y de los que con tanto descaró había ejecutado su hermano don Marcos, de que en el gobierno hay pruebas evidentes.

Así es que llegado al Camposanto donde se me reunió inmediatamente, lo hice reconocer de mayor general interino del ejército por hallarse indispuesto el señor Díaz Vélez y sucesivamente fié a su cuidado comisiones de importancia, dejándolo con el mando de lo que se llamaba ejército, mientras mi viaje a Purmamarca. A mi regreso, lo ocupé también, cuando la huida del obispo de Salta, o su ocultación, y no había cosa en que no le manifestase el aprecio que hacía de él.

Llega el caso de poner en movimiento el ejército, no porque estuviese en estado, porque con dificultad podía presentarse una fuerza más deshecha por sí misma, ya por su disciplina y subordinación, ya por su armamento, ya también por los estragos del chucho (terciana, o fiebre intermitente), sino porque convenía ver si con mi venida y los auxilios que me seguían podía distraer al enemigo de sus miras sobre Cochabamba.

Inmediatamente eché mano de él y lo mandé a Humahuaca con la tal cual fuerza disponible que había, quedándome yo con el resto con que fui a Jujuy a situarme, para poder trabajar en lo mucho que debía hacerse de reponer un cuerpo enteramente inerme y casi en nulidad que era el ejército en donde no se conocía la filiación de un soldado y había jefe que en sus conversaciones privadas se oponía a ella, cual lo era el comandante de húsares don Juan Andrés Pueyrredón, sin duda para que todo siguiera en el mismo desorden.

Me hallaba en Jujuy y por sus mismos partes (de Balcarce) y oficios y aun cartas amistosas clamaba porque le dejase salir a perseguir algunas partidas enemigas, que me decía, recorrían el campo se lo permití y llegado hasta Congrejillos, y aun antes, me insinuaba que no convenía separarse tanto del cuartel general le hice retirarse, así porque supe que no había enemigos hasta Suipacha y aquellas cercanías, como porque veía que mi intento no se lograba de poner en movimiento al enemigo, que sabía, si cabe decirlo así, tanto o más que yo lo que era el tal ejército.

Se retiró, según mis órdenes, de Cangrejillos y tiene la osadía de decirme en el papel que me ha dado mérito a esta memoria, que había ido hasta Yaví y había ahuyentado a todas las partidas enemigas, cuando no encontró una, ni en aquella salida hubo más que mandar a don Cornelio Zelaya y don Juan Escobar a traer al tío del marques de Tojo (o Yaví, pues con los dos nombres era designado) de su población de Yaví.

Es verdad que en Humahuaca promovió el reclutamiento de los hijos de la quebrada, que tanto honor han hecho a las armas de la patria, y se empeñó en su disciplina, para lo que él confieso que es a propósito y si en mi mano estuviera lo destinaría la enseñanza y particularmente de la caballería, pero de ningún modo a las acciones de guerra.

Empecé a desconfiar de su aptitud para ellas en los momentos en que me avisó lo movimientos del enemigo de Suipacha puede juzgarle de su cavilosidad y cobardía por sus mismos oficios y consultas repetidas, tanto que me vi precisado a mandar al mayor general Díaz Vélez, a hacerse cargo del mando, y aun a escribirle una carta reservada del estado de mi corazón respecto de aquél, pues ya no confiaba en sus operaciones, y me llenaba de desconfianza de si quería, o no hacer lo que hizo con Pueyrredón de darle un parte de que los enemigos bajaban, para que se retirase cuando aquéllos ni lo habían imaginado.

Llegado el mayor general Díaz Vélez a Humahuaca con el designio de distraer al enemigo por uno de los flancos, no pudiendo verificarlo por su proximidad, dictó sus órdenes para que se retirasen las avanzadas, que hizo firmara Balcarce por la mayor prontitud y aun al día siguiente se privase de esto, para decir de su honrosa retirada, cuando todas las disposiciones eran debidas al expresado mayor general, y cuando jamás se le vio a retaguardia de la tropa, pues al contrario en la vanguardia con los batidores era su marcha.

Esto lo presencié por mí mismo, cuando habiéndome dado parte, en la Cabeza del Buey, de que el enemigo avanzaba y sólo distaba cuatro cuadras del cuerpo de retaguardia, mandé que se replegase a mi posición y me dispuse a recibirlo: vi, pues, entonces, que con los batidores, y a un buen trote, el primer oficial que se me presento fue el don Juan Ramón, y sé que sucesivamente hizo otro tanto hasta que vino envuelto entre el cuerpo dicho de retaguardia, perseguido de los enemigos. Cuando éstos se me presentaron en el río de las Piedras y logré rechazarlos con 100 cazadores, cien pardos y otros tantos de caballería y entre los cuales no fue el primero a presentárselas, ni a subir una altura que ocupaban, y en que se distinguió el capitán don Marcelino Cornejo; habiendo quedado a retaguardia el mencionado don Juan Ramón.

Como, desde esta acción, ya mi cuerpo de retaguardia, viniese a corta distancias resuelto a sostenerme para no perderlo todo consultando con el mayor general, en la Encrucijada los medios y arbitrios que pudiéramos tomar para el efecto, que apuntó el nominado don Juan Ramón, para enviarlo con anticipación a ésta (Tucumán), donde tenía concepto por haber estado en otro tiempo de ayudante de las milicias y me resolví; dándole las más amplias facultades para promover la reunión de gente y armas y estimular al vecindario a la defensa.

Desempeñó esta comisión muy bien, dio sus providencias para la reunión de gente así en la ciudad como en la campaña, bien que más tuvo efecto la de ésta, en que intervinieron don Bernabé Aráoz, don Diego Aráoz y el cura doctor don Pedro Miguel Aráoz, pues de la ciudad, la mayor parte, con vanos pretextos, o sin ellos no tomaron las armas siendo los primeros que no asistieron los capituladores exceptuándose solamente don Cayetano Aráoz, y habiéndose ido dos o tres días antes de la acción, el gobernador intendente de Domingo García, y no pereciendo en ella el teniente gobernador don Francisco Ugarte.

El día que me acercaba a esta ciudad, se anticipó el ayudante de don Juan Ramón, don José María Palomeque, a anunciarme la reunión de gente, noticia que recibí con el mayor gusto, y que ensanchó mi ánimo. Volé a verla por mí mismo y hablé con aquél en la quinta de Ávila, donde nos encontramos, y haciendo toda confianza de él, y tratando de nuestra situación, le hice ver las instrucciones que me gobernaban, las más reservadas, manifestándole mi opinión acerca de esperar al enemigo: convino, lo mismo que había hecho en la Encrucijada, exponiéndome que no había otro medio de salvarnos, en cuya consecuencia, escribí al gobierno el 12 de septiembre; y aún le enseñé allí mismo el borrador, haciendo toda confianza de él.

Sucesivamente se reunieron hasta 600 hombres a sus órdenes, en que había húsares, decididos y paisanos, y les dio sus lecciones constantemente, contrayéndose en verdad a su instrucción y a entusiasmarles en los días que mediaron, con un celo digno de aprecio, pero ya empecé a entrever su insubordinación respecto del mayor general Díaz Vélez, y una cierta especie de partido que se formaba, habiendo llegado a término de escándalo la primera, aun a las inmediaciones de la tropa y paisanaje, que me fue necesario prudencia por las circunstancias y en particular por no descontentar a los últimos, que, como he dicho, tenían un gran concepto formado de él. Es preciso no echar mano jamás de paisanos para la guerra, a menos de no verse en un caso tan apurado como en el que me he visto.

Dispuse pues dividir aquel cuerpo, dándole a mandar el ala derecha, que la componía una mitad (de dicho cuerpo) y a don José Bernáldez el ala izquierda, que era la otra mitad con orden expresa de que se dividieran del mismo modo las armas de fuego, orden que no se cumplió y de que fui exactamente cerciorado, cuando al marchar para el frente del enemigo, me hace presente Bernáldez, la falta de armas de fuego, por no haberse ejecutado mi expresada orden.

El momento de la acción del 24 llega: la formación de la infantería era en tres columnas, con cuatro piezas para los claros y la caballería marchaba en batalla, por no estar impuesta, ni disciplinada para los despliegues, ni podía ser en tanto corto tiempo como el que había mediado del 12 al 24.
Hallándome con el ejército, a menos de tiro de cañón del enemigo, mandé desplegar por la izquierda las tres columnas de infantería, unica evolución que habían podido aprender en los tres días anteriores, en que habíamos hecho algunas evoluciones de lineal y que se podía esperar que se ejecutase la tropa con facilidad y sin equivocación, quedando los intervalos correspondientes para la artillería. Se hizo esta maniobra con mejor éxito que en un día de ejercicio.

El campo de batalla no había sido reconocido por mí, porque no se me había pasado por la imaginación, que el enemigo intentase venir por aquel camino a tomar la retaguardia del pueblo, con el designio de cortarme toda retirada, por consiguiente me hallé en posición desventajosa, con partes del ejército en un bajío, y mandé avanzar siempre en línea que ocupaba una altura y sufría sus fuegos de fusilarla sin responder con artillería, hasta que observando mas que ésta había abierto claros y que los enemigos ya se buscaban unos a otros para guarecerse mandé que avanzase la caballería, y ordené que se tocase paso de ataque a la infantería.

Confieso que fue una gloria para mí, ver que resultado de mis lecciones a los infantes para acostumbrarlos a calar bayoneta al oír aquel toque, correspondió a mis deseos; no así en la caballería del ala derecha que mandaba don Juan Ramón Balcarce, pues lejos de avanzar a su frente, se me iba en desfilada por el costado derecho en esta situación, observé que el enemigo, desfilaba en martillo a tomar flanco izquierdo de mi línea y fiando al cuidado de los jefes de aquel costado, aquella atención, me contraje a que la caballería del ala derecha ejecutase mis órdenes.

Hallándome en aquellos apuros, no sé quién vino a decirme de la parte de Balcarce, que luego que la infantería hubiese destrozado al enemigo, avanzaría la caballería: entonces se redoblaron mis órdenes de avanzar y empezándolas a cumplir, marchando el ejército, le mandé decir con mi edecán Pico, que no era aquél modo de avanzar, que lo ejecutase a galope. Sin embargo tomó dirección, no a su frente sino sobre la derecha, y viéndome así burlado en mi idea, volví a retaguardia y presentándoseme en el cuerpo de reserva el capitán don Antonio Rodríguez, al frente de la caballería que había allí, le mandé avanzar por el punto donde me hallaba, y lo ejecutó con un denuedo propio.

Observaba este movimiento, y vuelvo sobre mi costado izquierdo, para saber el éxito de aquella tropa del enemigo, que había visto desfilar y me encuentro con el coronel Moldes que se venía hacia mí y me pregunta: "¿Dónde va usted a buscar mi gente?" (Su gente debía decir, porque el coronel Moldes no mandaba ninguna). Entonces me manifiesta que estaba cortado: "pues vamos a buscar a la caballería" -le dije- y tomó mi frente que los enemigos habían abandonado.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

La Iglesia y su veto al voto a los 16

3.9.12

 EL DEBATE POR EL PROYECTO PARA HABILITAR EL SUFRAGIO A LOS 16 AñOS

El arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado manifestó su rechazo al proyecto del FpV que se tratará esta semana. “Quienes denuestan a la política siempre tratan de descalificar la participación”

El Senado comenzará esta semana la discusión sobre la reforma para que los jóvenes puedan votar a partir de los 16 años. El proyecto, que propone el voto optativo para la franja de entre 16 y 18 años, será tratado inicialmente en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara alta, aunque el debate que ya generó excede ampliamente al Parlamento. La iniciativa tiene un respaldo mayoritario en el arco político, pero también ha generado fuertes reacciones de rechazo, entre ellas la de sectores de la Iglesia Católica.

Así lo mostró ayer el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, en una entrevista que le hicieron tras una reunión del Episcopado Argentino. “Es un tema cuestionado por ellos mismos”, contestó el religioso cuando le preguntaron si los adolescentes están preparados para votar a esa edad. También se quejó, erróneamente, de que una persona “menor a los 18 años no es imputable de un delito pero sí puede votar” y sostuvo que “con el voto a los 16 se elude lo más importante”, que es “ayudarles a terminar la escuela secundaria”.

El senador radical Ernesto Sanz se expresó con argumentos similares, al advertir que “no está en la agenda de los pibes” la intención de participar en las elecciones antes de los 18 años. “Hay que darles educación antes que la posibilidad de votar”, remarcó el dirigente del radicalismo. Pero esta lectura no es compartida por todos sus correligionarios y en varias provincias la UCR ha mostrado divisiones sobre el tema. De hecho, la fuerza realizará un encuentro partidario para tratar de fijar una posición oficial.

El titular del bloque de diputados nacionales del radicalismo, Ricardo Gil Lavedra, adelantó que la UCR “está de acuerdo en la ampliación de derechos”, pero consideró a la iniciativa como “una maniobra electoralista”. Y el senador nacional Oscar Castillo, de la UCR de Catamarca, se sumó a la propuesta del titular del FAP, Hermes Binner, de plebiscitar el tema.

El proyecto es impulsado por los senadores del Frente para la Victoria Aníbal Fernández y Elena Corregido. “Proponemos que, tal como es en la actualidad para los mayores de 70 años, el voto sea un derecho y no una obligación también para los jóvenes entre los 16 y los 18 años”, señaló el ex ministro, que remarcó que la iniciativa “significa la profundización de un proceso de participación política, a partir de la incorporación de una franja cada vez más amplia de población”. En ese marco, Fernández presentó además otro proyecto que complementa al anterior y que busca reconocer el derecho a votar de los extranjeros que acrediten una residencia mínima de dos años en el territorio argentino.

Desde la Cámara de Diputados, el presidente del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, señaló que los jóvenes “están recuperando el sentido de lo colectivo”. “La democracia se oxigena con la participación juvenil, este hecho es refundante de la vida política argentina, es emocionante y conmovedor ver a los jóvenes militando a lo largo y a lo ancho del país”.

Rossi invitó “a realizar una lectura más profunda acerca de lo que se debate en la Argentina con respecto a la participación de los jóvenes en política y la posibilidad de votar a los 16 años. Quienes denuestan a la política siempre utilizan los mismos fundamentos, tratando de descalificar la participación, lo hicieron cuando Evita impulsó el voto femenino usando los mismos argumentos, que no estaban preparadas, no estaban educadas para eso. Así lo hicieron también en otras etapas de la historia de nuestro país. Ciertamente, cada vez que hay una decisión de ampliar más derechos, de ampliar niveles de participación, quienes se oponen intentan estigmatizar y descalificar”.

En cuanto a la postura del PRO, si bien el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se expresó a favor de la iniciativa a nivel personal, la fuerza de Mauricio Macri se reunirá en la semana para resolver qué actitud adoptará cuando se debata el proyecto en Diputados, la Cámara donde tiene legisladores.