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20.10.10

Fue a visitar a su hija embarazada a España, la maltrataron y la echaron



Victoria Di Salvo, rosarina, fue encerrada durante 48 horas en una habitación del aeropuerto madrileño de Barajas y luego devuelta al país. Legisladores argentinos piden que se aplique a los españoles la misma política migratoria.
  Analía espera para fines de noviembre. Va a ser nuestro nieto galleguito”, dice Daniel Armendáriz, que aclara que el apellido se lo debe a sus ancestros vascos y que es el papá de la parturienta. Él y su esposa, Victoria Di Salvo, de 58 años –la protagonista de esta historia–, habían pasado siete meses organizando el viaje “sorpresa” para su hija de 30 años, que vive en Gran Canaria junto a su esposo español. Querían que la abuela cayera de sorpresa a compartir con su hija el último mes de embarazo y los primeros dos del nacimiento de su nieto.
Habían preparado todo: los documentos, el dinero que podían llegar a pedirles, el comprobante de la licencia de 90 días sin goce de sueldo que había conseguido Victoria en la clínica en la que trabaja, y en la que se jubilará dentro de un año. Llevaba hasta una reserva de hotel, porque su yerno administra el Colina Mar, de Gran Canaria, y ella iba a dormir allí. Llegó a Madrid el 12 de octubre. Y luego de un interrogatorio en el que le dijeron cosas como “es imposible que a una mucama le den tres meses de vacaciones”, la llevaron a una habitación con vidrios esfumados. Incomunicada, sin sus pertenencias, sin sus documentos: 48 horas. Y de vuelta a la Argentina.
Analía, su hija embarazada, la que recibiría la sorpresa, recibió en cambio el llamado desesperado de su mamá, pidiendo ayuda. “Nuestros ahorros, todo lo que habíamos venido guardando para asegurarnos la vejez, lo invertimos en una sorpresa para nuestra hija. Para acompañarla en el último mes del embarazo. Y, no sé, al empleado de la Aduana se le trabó la cabeza. Empezó a decirme que había ido a trabajar. Me tuvieron 48 horas en una habitación con camas cucheta. No me dieron mi valija ni para sacar mi ropa interior. Lavaba mi prenda íntima mientras me bañaba y la secaba con el secamanos”, cuenta Victoria a Tiempo Argentino. “Mi hija llamó al consulado argentino, mi marido al español de acá. Un empleado le dijo que se dirija a la Cancillería”.
Las autoridades consulares de España y la Argentina deberán sentarse a discutir los procedimientos de admisión en aquel país para evitar nuevos casos como el de la docente expulsada hace una semana desde el aeropuerto madrileño de Barajas, pese a haber sido invitada por la Universidad Complutense de Madrid –y con una beca del Ministerio de Educación argentino– para hacer una pasantía de investigación.
El vicecanciller argentino, Alberto D’Alotto, anticipó que se pedirá a España “la mayor flexibilidad posible” en la aplicación de su ley inmigratoria a los argentinos que ingresan a ese país, con “unos días para regularizar” o completar requisitos de esa norma sin ser expulsados. “Planteamos que, además de respetar la dignidad esencial de todas las personas, se pueda implementar esta flexibilidad”, indicó.
María Cecilia Tonón, profesora de la Universidad Nacional del Litoral, había denunciado el viernes que fue demorada durante seis horas “en una especie de cárcel”, sometida a interrogatorios policiales, y luego enviada de regreso a la Argentina, por carecer del visado de estudiante. Apenas llegada al país, perdió un embarazo de tres meses, “tal vez por el estrés o por los 22 mil kilómetros” que recorrió en menos de 36 horas, de ida y de vuelta.
El embajador español en la Argentina, Rafael Estrella, aseguró ayer que en el último año bajó la cantidad de argentinos no admitidos en España y remarcó que en el caso de la profesora Tonón hubo errores del Consulado y fallas en la documentación que debía presentar la docente: en su documentación, dijo, “no figuraba la duración de la beca ni la cuantía. Ayer hablé con ella y le dije que en cuanto lo decida, con la documentación cumplimentada, podrá volver. Los argentinos son muy bienvenidos en España.”
Lejos de opinar lo mismo, un grupo de legisladores están pidiendo que la Cancillería, en conjunto con las comisiones legislativas correspondientes, pida la instrumentación de medidas de reciprocidad similares a las que se aplican en otros países de América Latina, donde, por ejemplo, Brasil empezó a pedir visa a los turistas estadounidenses, tal como les exige EE UU a los visitantes brasileños.
A raíz de estos casos, ayer se conocieron otros, como el de Graciela Mugracci, quien vivió una situación similar en abril de 2009. “Tenía todo: pasaporte, dinero y cobertura médica de 20 mil euros. Pero entonces me pidieron una carta de invitación, que no tenía, porque iba a ver a mi hijo, que vive en Ibiza. Me llevaron a una oficina, me vaciaron la cartera en una bolsa como de consorcio y me trasladaron a una habitación, encerrada con llave. Había un teléfono público, pero no tenía monedas. Me las dio una señora de Venezuela y así llamé a mi hijo al celular”, relató la mujer, de 48 años, a Tiempo Argentino, todavía conmovida. <