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"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

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RETENCIONES

1.4.08

1 ¿Qué son las retenciones?

Es el porcentaje que el gobierno retiene del precio de la exportación. Por ejemplo, de una exportación de u$s 100 con una retención del 30% significa que el exportador percibe u$s 70.

2- El porqué de las retenciones?

Las materias primas que exporta la Argentina actualmente gozan de grandes aumentos en los precios internacionales motivados principalmente por la incorporación en China e India de importantes sectores populares a un consumo creciente. Si analizamos el índice del valor promedio de los precios de las materias primas exportadas en dólares (precios de 1996 = 100), que incluye soja, trigo, carne, maíz y algunos minerales pero no petróleo, gas ni derivados, en diciembre del 2001 era de 66 y en diciembre de 2007 alcanzaba los 180 (¡casi se triplicó en seis años!).

Si comparamos los precios de octubre de 2006 con octubre de 2007 nos encontramos que, en dólares, el trigo aumentó un 53%, la soja un 60% y el maíz un 20% (datos de “Mundo Cooperativo”, diciembre 2007).

Si no hubiera retenciones, los efectos principales serían
a)Un aumento de los precios internos de entre casi el 40% y el 50%, fundamentalmente en los productos de primera necesidad, que afectaría en particular a los sectores más pobres (eliminar una retención del 30% implicaría un aumento del precio interno de ese producto en un 43%).
b)Un aumento en la renta de la tierra. Implicaría un traspaso de riqueza del resto de la sociedad a favor de los propietarios de la tierra.

A estos dos argumentos que muestran la profunda equidad social de las retenciones cabe agregar otra: la rentabilidad actual del campo tiene mucho que ver con la política cambiaria: por ejemplo, en la Argentina la rentabilidad de la explotación de la soja es aproximadamente un 8% superior a la del Brasil

¿Por qué razón esa ganancia, que procede de una política económica que afecta a todos los argentinos, debería beneficiar sólo a los dueños de la tierra?

3- ¿Cuales son las retenciones que generaron el actual conflicto del campo?

El gobierno anunció retenciones móviles (aumentan si aumenta el precio internacional, bajan en el caso contrario), y fijó las nuevas retenciones para 2008 según las cotizaciones actuales:

Poroto de soja pasó del 27,5% al 35%
Aceite y harina de soja 24% al 32%
Trigo 20% al 28%
Maíz 20% al 25%
Semilla de girasol 23,5% al 32%
Aceite y harina de girasol 20% al 30%

4- Las retenciones ¿Tiene otros objetivos de política económica?

Equidad distributiva. El dinero de las retenciones que recibe la Nación se redistribuye mediante obras públicas, jubilaciones y pensiones, subsidios, etc.

No hay que olvidarse que la industrialización argentina a partir de 1946 fue financiada por la renta agraria, merced a la nacionalización del comercio exterior resuelta por el gobierno de Perón (los precios de nuestras exportaciones después de la segunda guerra fueron record, algo similar a la situación actual).

Pero además es un importante instrumento para la planificación indicativa de la economía. Hay que tener en cuenta que el cultivo de la soja en grandes extensiones crea un puesto de trabajo cada 500 a 600 hectáreas mientras que las explotaciones agrícolas familiares generan 35 puestos cada 100 hectáreas.

La “sojización” del agro no es beneficiosa para el país. Por otro lado, hay que procurar que la producción de granos se industrialice en el país, se convierta en alimentos de mayor valor agregado y se exporte como tal, dando trabajo y dejando valor acá (es el ejemplo que puso por TV el ministro Martín Lousteau: no es lo mismo exportar $100 en porotos de soja que convertirlos en alimentos de pollo y exportar milanesas acondicionadas para su consumo).

5- ¿Y la pobreza del campo, que los lleva a tomar medidas de fuerza?

El rendimiento de los campos es óptimo. Eso se refleja en los precios de los mismos: un campo maicero (Pergamino, Rojas) se vendía en el año 2003 a 2.500 dls la hectárea y a mediados del 2007 a 9.500 dólares; en el mismo lapso, un campo triguero (Tres Arroyos) pasó de 1000 dólares a 4.000. Y siguió aumentando: un hectárea en la zona sojizada de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos se vende entre 15.000 y 20.000 u$s y se arrienda, para hacer soja, a razón de 20 quintales la hectárea. Para dar un ejemplo, un propietario, sólo por arrendar 300 has recibe (sin invertir ni arriesgar un peso) recibe unos 570.000 pesos por ciclo sojero (Clarín Rural 15-3-08).

Estos precios muestran la elevadísima rentabilidad del campo.
Es cierto que hay sectores marginales (pequeños productores, arrendatarios, explotaciones en regiones menos favorecidas) que a veces no superan el nivel de subsistencia. Estos sectores, los del mítico “Grito de Alcorta” y de la en una época combativa FAA (Federación Agraria Argentina), a los que apoya el gobernador Binner, se han sumado a la Sociedad Rural y a los grandes capitales extranjeros en una lucha que –si tuviera éxito- va a beneficiar a estos, sus tradicionales rivales, y va a perjudicar a todo el pueblo argentino.

La FAA parece haber olvidado sus dignos planteos de reclamo de tierras, de límites a la extensión de los latifundios, de cese y recuperación de las enormes cantidades de tierra extranjerizadas y de cambio general de la política agropecuaria.

La oligarquía terrateniente existe (aunque la señora Carrió y algunos medios interesados lo nieguen); los intereses de clase se pueden apreciar en “La Nación” y en los otros órganos de la “prensa seria”: cuando pobres o desocupados cortan las rutas claman por el derecho de la gente al libre tránsito. Hoy, ante piquetes similares, aplauden.

Actualmente 6.900 propietarios son dueños del 49,7% de la superficie cultivable y productiva del país; según el censo agropecuario del 2002, 936 terratenientes poseen 35.515.000 hectáreas (promedio de 38.000 cada uno) mientras que 137.021 agricultores poseen sólo 2.288.000 hectáreas (promedio de 16.7 has cada uno). El proceso de concentración y extranjerización de la tierra es preocupante: en 1966 habían 600.000 productores y hoy sólo restan 330.000.

Finalmente, hay que tener en claro que el ingreso nacional (el neto producido durante un año) se distribuye en: salarios, ganancias, intereses y renta. La renta corresponde al propietario de la tierra, generalmente ausente, por factores ajenos a su esfuerzo (no implica capital, trabajo ni riesgo alguno). Esa renta pertenece a todo el pueblo que con su trabajo la hace posible y no sólo a los propietarios de la tierra. Por eso los socialistas reclamamos la reforma agraria y la nacionalización del comercio exterior. Las retenciones no bastan, pero es algo. Reducirlas sería reaccionario.

Como dijo Hernández Arregui, para la Sociedad Rural, "esa clase estéril e infecunda, siempre que el pueblo comió vio demagogia".