Dale al Twitt

La imagen del día

La imagen del día

La frase del Día...

"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

VEO VEO...

La muerte de Gandhi - 30 de enero de 1948

30.1.09

Enfermedad, política y poder: Síndrome de Húbris y Némesis.

29.1.09

Como dijo Eurípides: Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco.
El poder intoxica tanto que termina afectando la salud y/o el juicio de los dirigentes políticos. Las presiones y la responsabilidad que conlleva y la responsabilidad que conlleva el poder termina afectando a la mente (1).
Llega un momento en que quienes gobiernan dejan de escuchar, se vuelven reflexivos y toman decisiones por su cuenta, sin consultar, porque piensan que sus ideas son las correctas.
Por eso, aunque finalmente se demuestren erróneas, nunca reconocerán la equivocación y seguirán pensando en su buen hacer.
En un ensayo publicado en “Journal The Royal Society Of Medicine”, David Owen, neurólogo, señala que cuando el poder sube a la cabeza y se sienten llamados por el destino a grandes hazañas es porque están padeciendo un comportamiento hubrístico.
El “Síndrome de Hubris” o “Delirio de los políticos.” Responde mas a una denominación sociológica que propiamente médica, aunque los galenos somos concientes de los efectos mentales del poder.
Hubris, es un concepto griego que hace referencia al héroe que después de ganar una batalla se emborracha con el éxito y eso le hace perder contacto con la realidad y, por los tanto entrar en un huracán de equivocaciones. En la Antigua Grecia aludía a un desprecio temerario había el espacio personal ajeno, unido a la falta de control sobre los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado, y más concretamente por Ate (la furia o orgullo).
En la mitología griega, Némesis que es la diosa de la justicia retributiva y la venganza, contraataca.

¿Cómo se desarrolla el Síndrome de Hubris?
Cuando una persona más o menos normal entra en la vida política y de repente alcanza el poder o un cargo importante, internamente tiene un principio de duda sobre si realmente tiene capacidad para ello. Al principio la inseguridad lo llena de ansiedad para no fracasar y pone el mayor esfuerzo para hacer las cosas bien. Pero pronto surge la legión de incondicionales que le felicitan y reconocen su valía. Poco a poco, la primera duda sobre su capacidad se transforma y empieza a pensar que está ahí por meritos propios. Todo el mundo lo adula, quiere saludarle, hablar con él, recibe halagos de belleza, inteligencia...
Esta es sólo una primera fase. Pronto se da un paso más “en el que ya no se le dice lo que hace bien, sino que menos mal que estaba allí para solucionarlo y es entonces cuando se entra en la ideación megalómana, cuyos síntomas son la infalibilidad y el creerse insustituible.
Es entonces cuando los políticos dan el paso en falso, algunos quieren la reelección indefinida, otros comienzan a realizar planes estratégicos irrealizables, que abarquen varios mandatos, como si ellos fueran a estar todo ese tiempo, otros inauguran obras faraónicas imaginarias, manejan la prensa, la publicidad y el hasta pueden dar conferencias sobre temas que desconocen.
Pero no queda aquí la cosa. Tras un tiempo en el poder los afectados por el Hubris padecen lo que psicopatológicamente se llama desarrollo paranoide. Todo el que se opone a él o a sus ideas son enemigos personales, desestabilizadores, que responden a apetencias personales. Pueden llegar incluso al “desarrollo paranoide de persecución.”, que consiste en sospechar todo el mundo que le haga una mínima critica y, progresivamente, aislarse mas de la sociedad. Se vuelven herméticos e infranqueables ante la desconfianza, se encierran cada vez más. Se colocan una pesada armadura que los preserva de los cascotazos de la realidad, pero que los convierte casi en autistas políticos.
Sólo los detiene una gran derrota.
Es entonces que como castigo aparece NEMESIS, que devuelve a la persona de un batacazo a la realidad a través del fracaso. Intentan remontarla popularidad y recuperar el prestigio que se los llevó la soberbia, pero están tan solos con el poder y desarrollan un intenso estrés que los llena de ansiedad y enferman.
Y, así, prosiguen acumulando un sin número de equivocaciones, hasta el cese del mandato o pérdida de las elecciones .Es entonces que aparecen las enfermedades del poder: estrés, depresión, hemorragias digestivas, infartos, accidentes isquémicos cerebrales, etc. ante una situación que no alcanza a comprender y que ya no pueden controlar.
En nuestro país el síndrome de Hubris se ha trasformado en una epidemia. Entristece mucho la manera en que pulverizan los mejores cuadros políticos y técnicos porque son independientes. Los consumen como cigarrillos. En un instante los convierten en humo y tiran la colilla a la basura. Así, los mejores hombres son reemplazados por los más sumisos. Aquellos que se atreven a opinar, a expresar una idea discrepante, poco a poco se van convirtiendo en peones incómodos que se van alejando del núcleo duro del dirigente afectado por el síndrome.

Si conocen algunas personas en la cercanía del poder que presenten alguno de los síntomas que se mencionan: exagerada confianza en si mismos, desprecio con los consejos de quienes lo rodean y alejamiento progresivo de la realidad coméntenle que están padeciendo el síndrome de Hubris y anticípenle que el poder es un bien que circula, nadie es su titular, que no queda en manos de nadie, y que cambia de dueño fácilmente.(2)

NO SOMOS INSUSTITUIBLES, UNICOS Y QUE EL PODER SE EJERCE PERPETUAMENTE

(1) “En la enfermedad y en el poder”, David Owen presenta las conclusiones de seis año de estudio del cerebro de los lideres políticos. La ventaja de Lord Owen es que además de ser neurólogo fue ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra y fundo el partido Socialista Demócrata luego de emigrar al laborismo.
(2)Michel Foucault. Un dialogo sobre el poder. Ed.1981. Madrid.

La historia se repite...antes en BERLIN, hoy en GAZA

27.1.09