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Descuento en pasajes aéreos para estudiantes universitarios de todo el país

4.11.10



El titular del Consejo Federal de Representaciones Oficiales en la Ciudad de Buenos Aires, Mario Metaza, firmará este lunes 8 de noviembre, a las 11 de la mañana, el convenio marco entre Aerolíneas Argentinas y el nombrado consejo para otorgar beneficios especiales en la compra de pasajes a los estudiantes universitarios de todo el país.
En diálogo con La Opinión Austral, el director de Casa Santa Cruz explicó que los estudiantes universitarios y terciarios, a partir de este acuerdo, “gozarán de un descuento del 30% en su ticket aéreo”, que en la práctica funcionará como el pasaje de residente, con la diferencia que “es de punto a punto” y no de la provincia de origen hacia un solo destino.
“De esta forma, un chico que estudia en Córdoba y es de Santa Cruz, hoy sólo logra beneficio hasta Buenos Aires, ahora podrá contar con el descuento para ambos tramos”, explicó el funcionario provincial.
Metaza también aseguró que el lunes firmará, como presidente del Consejo Federal, “el acuerdo marco, luego cada provincia deberá firmar en particular con Aerolíneas Argentinas las características de operatoria” y adelantó que “nosotros firmaremos por Santa Cruz ese mismo lunes y tendrá aplicación inmediata el convenio”, por lo que ya los chicos a partir de los días subsiguientes, y sobre todo en proximidad de las fiestas de fin de año, podrán contar con este descuento, que es un alivio importante desde el punto de vista económico.
Podrán utilizar esta opción cuatro veces al año, con una diferencia entre uno y otro de noventa días”, señaló el director de Casa Santa Cruz, al tiempo que explicó que “el trámite para obtener el beneficio es muy sencillo. Sólo requerirá de la fotocopia del documento donde figure el domicilio de su ciudad de origen y un certificado de alumno regular de la universidad en la que cursa”.
“Buscamos hacerlo lo más simple posible para que su aplicación sea práctica”, indicó Mario Metaza, agregando que “además para el caso de nuestros chicos de la zona norte, no necesitarán venir hasta Río Gallegos, ya que nuestro convenio aclarará que podrán volar hasta la ciudad más cercana que cuente con vuelo de la línea aérea, si la propia no lo tiene”, por lo que ejemplificó, “un estudiante de Caleta Olivia podrá viajar, sin problemas, hasta Comodoro Rivadavia, al igual que el resto de las localidades del norte provincial”.
El acto se realizará el lunes a las 11 de la mañana en el Salón de Actos del Banco Nación, en Buenos Aires.

Las dos plazas



Por Vicente Battista *


Mi padre fue antiperonista, aunque lejos estaba de ser gorila. 
Carpintero y socialista, en 1946 votó por la fórmula Tamborini-Mosca. 
Poco después, frente a cualquier progreso social impuesto por el flamante gobierno peronista, aseguraba que esa conquista integraba la agenda de Alfredo Palacios. 
Me crié en una familia de clase obrera que, paradójicamente, no celebraba las mejoras cosechadas para su clase. En septiembre de 1955, con mis victoriosos 15 años, deambulaba por plaza San Martín festejando la caída de Perón cuando de pronto alguien clavó un distintivo en mi solapa. 
Era de metal dorado, mostraba una V y sobre la V una cruz. ¿Qué hacía esa insignia en la solapa de alguien que se proclamaba ateo de izquierda? Aquella tarde comprendí que estaba en el sitio equivocado, tiré el distintivo a la basura y me marché de esa plaza.
Nunca me consideré gorila, pero siempre evité votar al peronismo. En 2003, y ante la posibilidad de un nuevo gobierno de Menem, busqué la boleta de Néstor Kirchner, aunque dudé a la hora de colocarla en la urna: el hombre venía de la mano de Duhalde, una circunstancia que auguraba futuros desastres.
Un año después persistía en mi condición de no ser peronista, pero no me molestaba que me consideraran K.
Esa letra inevitablemente remite a Kafka; a Joseph K, que será juzgado y condenado sin entender nunca por qué, y al agrimensor K, que jamás logra entrar al castillo, quizá porque siempre estuvo allí. Aquella K que era sombra y angustia, ahora podía leerse desde la esperanza y la alegría: nucleaba muchísimas propuestas por las que había bregado toda mi vida. 
En 2007 voté a Cristina Fernández, sin el mínimo asomo de duda.
Lamentablemente, hoy cierta izquierda, con idénticos genes de aquella que en 1946 se acopló a la Unión Democrática, hace causa común con la peor derecha. 
Repite los errores de ayer. Esto escribió Scalabrini Ortiz en 1943: “No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. 
No se trata de optar entre el Gral. Perón y el Arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el Gral. Perón y Federico Pinedo. 
Todo lo que socava a Perón fortifica a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país”. 
Vale la pena recordarlo para no tropezar una vez más con la misma piedra. Sabíamos que en 2011 la presidencia iba a estar en manos de Néstor o de Cristina. 
Poco importaba que fuera él o que fuera ella, ambos respondían al mismo modelo y ambos habían formado una dupla admirable. Y de pronto, a Néstor Kirchner se le da por morirse.
El miércoles 27, camino a Plaza de Mayo, recordé la plaza San Martín de medio siglo antes. Aquella vez bastaba con mirarles las caras y los gestos a quienes festejaban la caída de Perón para descubrir que detrás de esa presunta alegría faltaban las ilusiones y sobraba el rencor. 
Entonces yo tenía 15 años pero me sentí cargando el desasosiego de un hombre de 70. Ahora, a lo largo de tres días de octubre, en la Plaza de Mayo se lloró la injusta muerte de un hombre justo.
Hubo muchas lágrimas, es cierto, pero detrás de esas lágrimas conmovió el fervor de una juventud cargada de futuro que de pronto, y sin más vueltas, recuperaba la esperanza. 
Era obra de ese hombre que estábamos despidiendo, de ese político tozudo y desprolijo, alegre y apasionado, que vino del sur para hacernos ver que no todo está perdido. 
Entonces, con mis 70 años me sentí un joven de 15.
* Escritor.