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"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

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Decálogo para conseguir la felicidad

7.6.10

1.- Nadie va a darme la felicidad, sólo yo puedo conseguirla. En este primer pensamiento, el ser humano toma la responsabilidad de su vida e inicia una búsqueda y un esfuerzo por encontrar eso que tanto busca.
2.- Yo soy un ser único en toda la tierra, nadie me comprende mejor que yo, y nadie sabe lo que yo necesito mejor que yo. En este segundo principio se dan las bases para eliminar cualquier ofensa que las personas reciban de parte de otras; cualquier comentario que deprima a una persona podrá ser nulificado bajo este principio, ya que la persona reconoce que nadie puede opinar acerca de ella, puesto que nadie la conoce mejor que ella misma.
3.- Lo que recibo ahora es lo que sembré ayer, y lo que siembre ahora será lo que reciba mañana. Este tercer principio permite al ser humano reconocer que los problemas actuales son resultado de acciones incorrectas del pasado, pero que, por lo mismo, el momento presente es el indicado para ir sembrando un futuro.
4.- Ni el pasado ni el futuro pueden lastimarme, sólo el presente tiene valor en mi vida. Entendiendo este cuarto principio, la persona le dará todo el valor que tiene su momento presente y le restará importancia a los hechos pasados que le causan remordimientos, y a los hechos futuros que le causan angustia.
5.- Sólo yo decido lo que debo hacer en este momento. Es decir, el ser humano entiende que las influencias ajenas son tan sólo eso, influencias, y él es el único que puede decidir qué hacer en ese instante.
6.- Sólo en el amor y en la paz interior puedo tomar las decisiones correctas. Es decir, si hemos de actuar en el tiempo presente, tendremos que hacerlo en paz, y con amor, pues de esta manera, las acciones que tomemos estarán inspiradas en nuestra más alta capacidad tanto de servicio como de inteligencia.
7.- En mis decisiones tomaré siempre en cuenta el beneficio de los demás. Es decir, tomaré aquellas decisiones que beneficien a la mayor cantidad de personas; de esta forma, mi vida se estará encaminando hacia la más alta gloria que es la de recibir la compensación por el servicio prestado a los demás.
8.- Mi cara es el reflejo de mi estado interior. Es decir, cuidemos siempre el aspecto de nuestro rostro, adornémoslo siempre con la sonrisa, y que los ojos se encuentren siempre prestos a mandar una mirada de amor, porque de esta forma estaremos reflejando la serena armonía de quien ha aprendido a caminar en el sendero de la felicidad.
9.- Soy un hombre al servicio de la humanidad. Es decir, todo lo que yo haga, todo lo que yo diga, todo lo que yo piense o sienta, servirá para gloria de la humanidad, o bien, para perdición de ella.
10.- Yo tengo una misión en la vida, ser feliz y hacer feliz a los demás. Este último principio da sentido a nuestra existencia, y, a la vez, orienta nuestros esfuerzos hacia el beneficio de toda la humanidad.

de Kwan Yin

El concierto de los espléndidos

Por Abel Gilbert

30-05-2010 /  En la preapertura, pese al esfuerzo de la Orquesta Estable del Colón de interpretar con fervor la Novena Sinfonía de Beethoven, el mismísimo Mauricio Macri se retiró en medio de la función.



 
La reapertura del Teatro Colón debería leerse como una verdadera crónica macriana: algo de otro planeta, pero que sucede aquí, y por eso nos da cierta cosita. Esa sensación de extrañamiento frente a lo conocido poco tiene que ver con cuestiones estéticas. En el entorno marmóreo de la calle Libertad se puso en juego otra cosa, y no necesariamente el antagonismo pueril que busca reducir todo a los polos elite y pueblo. Me parece que el Colón hizo visible, con fulgor tecnológico, el aspecto más berreta y poco ilustrado de nuestra burguesía.    
La idea de utilizar la vulgata de la música clásica del siglo XIX como carta de civilidad frente a la fuerza estentórea de lo aluvional ni si quiera es creíble en el Pibe de Socma. El valor simbólico del Colón le es tan utilitario y fugaz como lo fueron los Rolling Stones para Carlos Menem: una imagen. No olvidemos que el jefe de Gobierno Mauricio Freddy Mercury Macri protagonizó un festival personal del bostezo en la pre apertura del Teatro y se fue en medio de la IX Sinfonía de Beethoven.
Lo del Colón, subrayo, fue teatro. Teatro de la banalidad. Trataré de explicarme. Desde el estreno en 1797 de El Gato con botas, de Ludwig Tieck, la idea de un teatro que reflexiona sobre sí mismo da un paso sumamente audaz. El teatro se propone ir más allá del escenario, de lo que ocurre de uno y otro lado del telón, de lo que se entiende como obra (aquello que incumbe solamente a los actores). Tieck, como antes Shakespeare, entendió que en cierta medida todos actuamos (la vida como el cuento narrado por un idiota). Esta idea llevará, en la segunda mitad del siglo XX, a un cuestionamiento radical de lo puramente teatral. En Offending the audience (1965), Peter Hanke decide que los actores desafíen al público, obligándolo a defenderse de los ataques que le lanzan desde el escenario.
La performance y el happening, de otro lado, intentaron poner en igualdad de condiciones a la obra de los actores y la que a su vez realizan, de manera consciente o no, los espectadores. La explicación no es culterana ni capciosa. Lo que ocurrió la noche del Bicentenario al borde del PROscenio parece hablarnos de ese estado de cosas, aunque de manera involuntaria (un happening macriano). La obra, se desarrolló a las puertas del Colón, en sus pasillos, delante de las cámaras, y no dentro de la sala. Y los PROtagonistas, hay que decirlo, cumplieron con PROverbial eficacia sus papeles.
Allí estuvo Francisco de Narváez PROdigando elogios a la acústica del Colón. Dijo sentirse arrobado por la preservación de la calidad de la quinta sala lírica del mundo. Y, de repente, supimos que sabía de física, de ondas y reverberaciones. Qué oído absoluto. Como De Narváez, muchos se vieron obligados a hablar de ese estado de Nirvana.
El Colón tiene esa capacidad de incitación: impele al ditirambo. Hasta algunos repetidores mediáticos del “j´accuse” de Emile Zola (que en rigor se parecen más a las piruetas verbales de Felipe Solá) se han visto obligados a opinar a pesar de ser verdaderos analfabetos musicales. Qué bárbara la civilización de etiqueta. Nunca se preguntarán si Buenos Aires, que tarda milenios en extender su red de subterráneos, que carece de salas apropiadas para la música sinfónica (fuera del Colón), que destina un magro presupuesto a la educación musical, que no graba a sus compositores consagrados ni siquiera para el Bicentenario, debe invertir 100 millones de dólares en la refacción de un teatro. No les interesa si con el dinero gastado alcanzará para que el Colón funcione a la altura de las expectativas.
Así estamos haciendo Buenos Aires. No hubo en la velada escritores, poetas ni filósofos. Tampoco compositores o directores. Fue, sí, en cambio, el elenco estable de la conjura palaciega, un rey de los chocolatines, una anfitriona de los mediodías y una ex bataclana. Falto Marce, che. Del refinamiento clasista de Victoria Ocampo (que hospedaba a Stravinski y cuya editorial Sur traducía a Theodor Adorno) hemos pasado a una clase que sólo se refugia en sus rituales más patéticos de la música: la melomanía como adorno representacional.
La burguesía paulista convirtió la vieja estación de tren en una extraordinaria sala para la música sinfónica. Dotó, a su vez, a la orquesta de recursos que envidiarían los argentinos. La sociedad del espectáculo vernácula sólo puede usar al Colón como el antifaz que esconde sus propias limitaciones. Por eso prefiere ir a las salas VIP de los conciertos de rock. Al fin y al cabo –no jodamos– una entrada para ver a Beyonce de cerquita o a Madonna puede ser tan cara como un palco del Colón.

Hasta la vista Cleto!

Bicentenario de la patria al pie del Gorosito

31.5.10

Según la CEPAL, los años 1948, 1973 y 2008 fueron los mejores de la economía argentina,

25.5.10

Se trata de 1948, 1973 y 2008; períodos que se ganaron una página central en la historia económica del país, alentados en gran parte por los precios externos de intercambio que llegaron a picos históricos. A sólo un paso de atravesar las puertas del Bicentenario, renacen los debates en torno de las políticas económicas implementadas y el modelo de desarrollo a profundizar.

El informe que presentó la CEPAL, a partir de los datos del Ministerio de Economía, no contenía más que gráficos duros, desprovistos de valoraciones. "En 1948, 1973 y 2008 la evolución de los términos de intercambio mostró sus valores más altos en favor de la Argentina". Es decir que los precios de las exportaciones del país llegaron a su pico más elevado en relación con los precios de los productos que importábamos.

Casualmente, estos tres años de bonanza internacional coinciden con gobiernos peronistas al poder, lo cual bastó para despertar antiguos debates, que de cara al Bicentenario toman una resonancia todavía más sustantiva.

"Dios no es sólo argentino, sino también peronista." Con esta frase, el ex secretario de Hacienda de Raúl Alfonsín y director de la consultora Econométrica, Mario Brodersohn, abre su diálogo con Buenos Aires Económico. El economista mantiene la teoría de que el peronismo no supo aprovechar el contexto favorable internacional y asegura que "los radicales tuvieron mala suerte" con las situaciones externas que les tocó afrontar.

Mario Rapoport, economista e historiador, descree de esta visión y sostiene que "el peronismo, más allá de los términos de intercambio, tuvo que afrontar situaciones muy desfavorables en su historia". Además, subraya que en los primeros dos gobiernos radicales los panoramas económicos internacionales fueron "muy positivos".

En ese sentido, también Aldo Ferrer, economista y director editorial de Buenos Aires Económico, señaló que "las mejoras en los términos de intercambio para el país no implican un traslado automático a un desarrollo interno".

"El contexto internacional, favorable o no, no implica necesariamente el acierto en las políticas y rumbos económicos que el país adopte", agregó el ex ministro de Economía.

Más allá de las discusiones, estos tres años, con Juan Domingo Perón al gobierno en el primero y segundo caso (este último con la participación inicial de Héctor Cámpora), y a Cristina Fernández de Kirchner al mandato en 2008, se mantienen en el pedestal de valores macroeconómicos, tanto por la planilla de términos de intercambio como por los índices de crecimiento del PBI y por las políticas de redistribución de la riqueza.

El mítico '48. En el imaginario colectivo, pero también en los gráficos y estudios, 1948 se posiciona como uno de los años de mayor bonanza para la economía argentina. El análisis que presentó Brodersohn, a partir de los datos de la CEPAL, posiciona este año donde los precios de las exportaciones argentinas alcanzaron, relativamente, su nivel más alto respecto de los valores de las importaciones. "En la etapa alfonsinista los términos de intercambio fueron de la mitad de los de 1948", enfatiza el economista para abonar su teoría.

Más allá del contexto internacional, este período del primer gobierno de Perón se mantiene en el pedestal de la economía, porque fue por aquel entonces cuando los salarios reales crecieron un 62 por ciento en los primeros tres años de su mandato y se direccionó buena parte del crédito bancario barato al fortalecimiento de la industria nacional.

El crecimiento de la economía rondaba tasas cercanas al 10 por ciento, de la mano del cambio en el modelo económico, para ingresar definitivamente en la etapa de sustitución de importaciones. "Incluso en los años económicos adversos de 1952 a 1955 Perón supo sostener la participación en torno del 50 por ciento de los asalariados en el ingreso nacional", reconoce Brodersohn.

La década del 50 encontró a la Argentina con más de siete millones de obreros, de los cuales cerca del 70 por ciento estaba sindicalizado. Ya para 1952, nuestro país mostraba el índice de nivel de vida más alto de toda la región latinoamericana. En 1954, los obreros argentinos alcanzaron el 50,8 por ciento de la distribución del ingreso nacional, logrando así la mayor participación de este sector de toda la historia.

Tanto en 1948 como en 1973 y 2008 se registra un denominador común que atraviesa estas etapas tan distantes de la economía: Una crisis posterior al fuerte crecimiento, impulsada por factores externos a las políticas económicas locales.

En 1949 Estados Unidos suspende su comercio con la Argentina, principalmente de combustibles y maquinarias para la industria, se genera una caída en las exportaciones agrícolas, agravada por la sequía que llegaría promediando el año, y que se repetiría en 1952. El panorama empuja, a su vez, al crecimiento de los precios de algunos productos básicos del mercado interno.

En 1973, también un año en que los valores de intercambio se mostraban positivos y las políticas comenzaban una tendencia de redistribución económica, estalla en octubre la crisis del petróleo, que alienta el ya debilitado dólar. Entre el ‘73 y el ‘74 el PBI creció un promedio de casi el 6 por ciento. El proceso terminó de caerse con el "rodrigazo" de 1975, dando paso a una de las etapas más tristes y dolorosas para la sociedad argentina, tanto en términos humanos como sociales y económicos, como lo fue la última dictadura militar.

Finalmente, después del 2008, se sucedió la crisis financiera internacional de 2009, que todavía sigue causando serios dolores de cabeza, principalmente para la Eurozona y sus países más dependientes. Aunque la Argentina sufrió en parte el embiste que hizo temblar las economías del mundo, los valores macroeconómicos del país para 2010 se muestran mucho más alentadores de lo que se auguró meses atrás.

Hasta el 2008, la Argentina mantuvo un crecimiento de la economía ascendente, que comenzó en 2003 y que, dado el sostenimiento en el tiempo y su duración, marcó un nuevo récord histórico para la economía del país.

Deudas pendientes. Los cumpleaños, incluso los de la Patria, son siempre un disparador para evaluar lo que se hizo, pero también lo que faltó hacer. El Bicentenario, en línea con lo que plantea desde hace meses la presidenta Cristina Fernández, parece estar sentando algunos conceptos como indiscutibles, o al menos ésa es la intención de buena parte de la clase política dirigente. Entre ellos, la necesidad de fortalecer continuamente el mercado interno y no volver a caer en la primarización de la economía.

Aldo Ferrer señala que el "gran desafío" para la Argentina del Bicentenario es la "inclusión social". Un aspecto con el que coincide el historiador Rapoport y, de alguna manera, también Brodersohn.
"La causa estructural más importante de inequidad y exclusión social es la informalidad laboral", sostiene el economista director de Econométrica. Actualmente, de acuerdo con los datos que difunde el INDEC, el llamado trabajo en negro alcanza a un 35 por ciento de los asalariados, un universo bastante amplio, que se incrementó durante 2009, pero que mantiene una tendencia a la baja desde que el país comenzó la recuperación en 2003.

En ese sentido, aunque todavía un tanto apresurado para llegar a conclusiones, la Asignación Universal por Hijo está arrojando resultados que pueden situar al 2010 dentro de la pelea por el pedestal de los mejores años en términos de distribución de la riqueza y crecimiento de la economía.

De acuerdo con el INDEC, la indigencia a partir de la implementación de esta asignación se redujo un 68 por ciento, mientras que si se analizan los números de las provincias este indicador bajó un 54 por ciento.

En el caso de la pobreza, la estadística del INDEC marca una disminución del 32,6 por ciento, que, para los números de las provincias, es del 13,1.

En términos de recaudación, el año también viene marcando un buen paso: en abril el salto interanual fue del 30,7 por ciento, estableciendo un nuevo récord histórico, al alcanzar los 30.129,6 millones de pesos. En los primeros tres meses del año la recaudación ya mostraba esta línea, con crecimientos que superaban los veinte puntos porcentuales.

De esta forma, no son pocos los analistas que auguran para 2010 un año histórico, que también podría coronarse con la salida definitiva del default declarado en 2002, lo cual implicará una apertura a los mercados internacionales de crédito, que hoy muestran tasas todavía demasiado altas respecto de otras naciones vecinas.

Se viene el aumento de la luz en Santa Cruz?

22.5.10

Avanza la derogación del Fondo Eléctrico para Santa Cruz
La iniciativa opositora obtuvo dictamen en la Comisión de Energía y Combustibles
de la Cámara de Diputados.

"Néstor Kirchner ha manejado sin control ni autorización alrededor de
$527 millones", afirmó el diputado nacional de la Coalición Cívica e integrante de la
Comisión de Energía de la Cámara de Diputados Juan Carlos Moran, con respeto al
dictamen que desde la comisión se aprobó en conjunto con otros bloques.

Precisamente, uno de los proyectos de ley de derogación de este cargo pertenece
al diputado Juan Carlos Morán.

"La oposición logró un nuevo triunfo y derogó el Fondo Eléctrico de Santa Cruz que
rige desde 1989, e impone un cargo del 6 por mil en los recibos de luz”, remarcó el
legislador de la CC.

"Hemos dado el primer paso importante para eliminarle una caja oscura y política a Kirchner,
y hemos bajado el 0.6% que se percibe en las boletas de luz que pagamos todos",
aseguró Morán.

Los Diputados integrantes de la Comisión de Energía recibieron la visita del secretario de
Energía, Daniel Cameron, con motivo de informar y responder las inquietudes que surgen
desde dicha Comisión.

"Después de la visita del secretario Cameron, reconfirmo mi opinión de que el seudoprogresismo
energético del kirchnerismo nos está llevando a la edad de piedra energética y medioambiental,
mediante la utilización de combustibles fósiles como el carbón y el fuel oil".

Bicentenario y una mirada irlandesa sobre Guillermo Brown

18.5.10