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"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

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Una victoria de la no izquierda

1.7.09

Al final, el país vivió una fiesta, se acabó la mala onda, todos positivos, para adelante, sin ánimos de confrontación y a terminar con esa cara de culo. Muy lindo todo. El país que viene, pura alegría; mirando para adelante, los derechos humanos no del pasado, sino los del futuro, papi, ponele onda, qué estás amargado: la política divide, y llegaron tiempos de unión nacional y pacificación de los argentinos.

Posta.

¿Unión Nacional? ¿En qué parte se firmará el Tratado de San Nicolás, dónde se harán las estatuas a Urquiza, en cuál Hockey recibiremos con honores al gran Roca? ¿Unión Nacional, qué pasó, cómo es que me perdí una parte de la película?

Bueno, amargado, siempre igual: buscando conflictos, innecesarios, pensando en términos de amigo/enemigo, cuando lo que requiere la hora, que es la hora de la unidad nacional, así como se abrazaron para la foto dos viejos rivales como Balbín y Perón, ahora devenidos, digamos, en Scioli-De Narvaez, para terminar con los viejos antagonismos que dividieron a los argentinos, eso requiere y cumple, la hora: la oligarquía portuaria se hizo federal, el neoliberalismo se hizo peronista, el progresismo se hizo campestre, la industria se hizo libremercadista, y todos piolas y contentos.

La derecha se agiornó, tiene onda. Ya no es cursillista y provinciana, sin ir más lejos, no tienen apellidos como los viejos Anchorena: (aunque se gasten la guita que heredaron de sus apellidos) Mauricio, Gabriela, Francisco, los tres, por si fuera poco, están divorciados (y bendecidos por Bergoglio, que, él sí, sigue teniendo apellido). ¿Vos te imaginás a Jorge Rafael, divorciado? O, diciéndole, vos, periodista independiente de la mala onda, en conferencia de prensa, "General Jorge Rafael, qué sucede con..." naaaa, ni ahí, posta, ni ahí.
Otra conferencia de prensa imposible, "dígame, don Pocho, este asunto de la Triple A..." Naaaa, ni ahí.


La nueva derecha tiene onda. Te hablan a vos, aunque seas, como yo, un pelotudón de más de 30 años.
No vienen de la dura y gris escalera partidaria, como Menem, como De La Rúa, no tienen planteos metafísicos a lo Sanchez Orondo, o el Cura Meiville; no tienen la cultura de Lugones, son atléticos pero no tan activos como Manuel Carlés, no son dogmáticos como Uriburu, ni tan correctos socialmente como Gioldhi. Tienen onda.

No les preocupa donde yacen los restos de Rozas, no sabrían ubicar bien a un tal Rojas, no considerarían una victoria que el Colorado Ramos sea embajador. Menem, ya fue. Miran al futuro. Saben de un General dicharachero con la farándula y el deporte, pero les preocupa, un poco más, quedar bien con el mundo.
Si el Pepe Rosa en Paraguay festeja el franquismo y el Bebe Cooke desde Cuba lo deplora, en el fondo, lo que sucede, es una falta de sinergia que obstaculiza la posibilidad de lograr consensos. Con un buen diálogo se soluciona. Vía Facebook, con buena predisposición, eso sí.

Mi hermanita, la flogger, pone su estado de ánimo en el msn-siempre turbulento y cambiante diario de amores eternos- pero tiene 13 años. Gabriela es un poquito más grande, pero considera de suma importancia contarnos a todos cómo es su estado de ánimo. Minuto a minuto. Siempre positivo.

Eso sí: nada del vitalismo nietzcheano, nada de esas cosas. Filosofía de la inteligencia emocional, y pará de contar. O más Platón y menos Prozac, Padre Rico o Padre Pobre, y basta, que hay que ser, otra vez, prácticos.

Pero, socio, eso sí: una sólida alianza contra los putos y los abortistas, con el medievalista Bergoglio, que está seguramente contra el capitalismo porque, sencillamente, cree que el mundo, tras la revolución francesa, no produjo nada bueno. Aunque, a no desviarnos, que eso nos quita rating. Al fin y al cabo, son diferencias menores.

La onda es mas ligth, más tenue, más, disculpen el exabrupto, más idiota.

¿A cuánto el valor del dólar, el salario mínimo, cómo el comercio bilateral, el golpe en Honduras, la masacre yanqui en Irak y Afganistán, las paritarias, el empleo en blanco, las organizaciones sociales? Naaaa, soluciones para la gente, ya. Un plan.

Y fiesta, como una electrónica, mucha-mucha agua mineral, pero sin ácido, que se enoja Bergoglio, y además, que a la gente del campo, que es buena, amable y pelotuda, no les gustan las drogas, pero sí Francisco, porque tiene onda.
Raro, no?
Vestimenta informal, música electrónica (sin ácido), facebook, individualismo atroz, deshistorización, lógicas empresariales, sanata vacía, incultura e ignorancia, cuerpos móviles y atléticos, minuto a minuto, elogio de la eficiencia, estado mínimo, dilución de las identidades.

Al lado de hombres grandotes, patrones panzones y vozarrones, camperas de cuero, empachos de eses, brutalidad agroexportadora, nada de mujeres, peinados a la raya y gomina, virgen de San Nicolás, chamuyo sobre el madrugar y el trabajo, especulación financiera, estancias bien jerarquizadas, evasión fiscal, desprecio a la burocracia.

Al lado del medievalismo oscurantista, el cursillismo, la represión sexual, la misa diaria, mística del pasado, sotanas verde oliva. Descendientes de Ceacescu pero matizados en Puerto de Hierro.

Qué cosa esta derecha.

Una mezcla novedosa de la nacionalidad, ahora universalizada, globalizada y posmoderna. Todos juntos. Bailando.
Ellos dicen: que la política nos deje tranquilos, quiero progresar.
No conjugan mal la frase, expresan su ideología.
Saben cuando usar el plural, cuando enterrarlo.
Nosotros los miramos.
No hemos sido invitados a la fiesta. Unos patovicas, en la puerta, nos frenaron: la casa se reserva el derecho de admisión.
No se aceptan personas tristes.
Tienen onda, están bailando, festejan. Son la nueva derecha.


Por Lucas Carrasco
http://lucascarrasco.blogspot.com/2009/06/la-derecha.html