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"La soja se puede mantener un año o más sin venderse" , Luis Miguel Etchevehere, Presidente de la Sociedad Rural

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EL PESCADOR

6.11.09

Para tomar el finde de una manera distinta

En cierta ocasión un alto ejecutivo estaba paseando por una bonita playa vestido con sus bermudas (de marca), sus gafas de sol (también con marca muy visible), su polo (con mucha marca), su gorra (con marca destacada), su reloj (de marca y carísimo), su calzado deportivo (donde todo era marca), su móvil colgado de la cintura (el móvil con marca y la bolsa en la que colgaba, también) y su gomina en el pelo ( sin marca, pero tan abundante que uno podía adivinarla).

Eran las dos de la tarde cuando se encontró con un pescador que felizmente recogía sus redes llenas de pescado y amarraba su pequeña barca. El ejecutivo se le acercó.

- Disculpe, pero le he visto llegar con el barco y descargar el pescado… ¿No es muy temprano para volver de faenar?
El pescador le miró de reojo y, sonriendo mientras recogía sus redes, le dijo:

- ¿Temprano? ¿Por qué lo dices? De hecho yo ya he terminado mi jornada de trabajo y he pescado lo que necesito.

- ¿Ya ha terminado hoy de trabajar? ¿A las dos de la tarde? ¿Cómo es eso posible? – dijo incrédulo, el ejecutivo.

El pescador, sorprendido por la pregunta, le respondió:

- Mire, yo me levanto por la mañana a eso de las nueve, desayuno con mi mujer y mis hijos, luego les acompaño al colegio, y a eso de las diez me subo a mi barca, salgo a pescar, faeno durante cuatro horas y a las dos estoy de vuelta. Con lo que obtengo en esas cuatro horas tengo suficiente para que vivamos mi familia y yo, sin holguras, pero felizmente. Luego voy a casa, como tranquilamente, hago la siesta, voy a recoger a los niños al colegio con mi mujer, paseamos y conversamos con los amigos, volvemos a casa, cenamos y nos metemos en la cama, felices.

El ejecutivo intervino llevado por una irrefrenable necesidad de hacer de consultor del pescador:

- Verá, si me lo permite, le diré que está usted cometiendo una grave error en la gestión de su negocio y que el “costo de oportunidad” que está pagando es, sin duda, excesivamente alto; está usted renunciando a un pay-back impresionante. ¡Su ganancia podría ser mucho mayor! Y su “umbral de máxima competencia” seguro que está muy lejos de ser alcanzado.

El pescador se lo miraba con cara de circunstancias, mostrando una sonrisa socarrona y sin entender exactamente adónde quería llegar aquel hombre de treinta y pico años ni por qué de repente utilizaba palabras que no había oído en su vida. Y el ejecutivo siguió:

- Podría sacar muchísimo más rendimiento de su barco si trabajara más horas, por ejemplo, de ocho de la mañana a diez de la noche.

El pescador entonces se encogió de hombros y le dijo:

- Y eso, ¿para qué?

- ¡¿Cómo que para qué?! ¡Obtendría por lo menos el triple de pescado! ¡¿O es que no ha oído hablar de las economías de escala, del rendimiento marginal creciente, de las curvas de productividad ascendentes?! En fin, quiero decir que con los ingresos obtenidos por tal cantidad de pescado, pronto, en menos de un año, podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón…

El pescador volvió a intervenir:
- ¿Otro barco? ¿Y para qué quiero otro barco y además un patrón?

- ¿Que para qué lo quiere? ¡¿No lo ve?! ¿No se da cuenta de que con la suma de los dos barcos y doce horas de pesca por barco podría comprar otros dos barcos más en un plazo de tiempo relativamente corto? ¡Quizá dentro de dos años ya tendría cuatro barcos, mucho más pescado cada día y mucho más dinero obtenido en las ventas de su pesca diaria!

Y el pescador volvió a preguntar:

- Pero todo eso, ¿para qué?

- ¡Hombre! ¡¿Pero está ciego o qué?! Porque entonces, en el plazo de unos veinte años y reinvirtiendo todo lo obtenido, tendría una flota de unos ochenta barcos, repito, ¡ochenta barcos! ¡Qué además serían diez veces más grandes que la barcucha que tiene actualmente!

Y de nuevo, riendo a carcajadas, el pescador volvió:

- ¿Y para qué quiero yo todo eso?

Y el ejecutivo, desconcertado por la pregunta y gesticulando exageradamente, le dijo:

- ¡Cómo se nota que usted no tiene visión empresarial ni estratégica ni nada de nada! ¿No se da cuenta de que con todos esos barcos tendría suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse tranquilamente por la mañana a eso de las nueve, desayunar con su mujer e hijos, llevarlos al colegio, salir a pescar por placer a eso de las diez y sólo durante cuatro horas, volver a comer a casa, hacer la siesta,…?

El pescador respondió:
- ¿Y acaso eso no es todo lo que tengo ahora?

En Baires secuestrarán las licencias a conductores de otros distritos que cometan infracciones


Guillermo Montenegro, ministro de Justicia y Seguridad porteño, dijo que en dos semanas se comenzarán a secuestrar las licencias de los conductores que cometan infracciones y pertenezcan a otras jurisdicciones, en una medida tomada en coordinación con la Agencia Nacional de Seguridad Vial.

“La quita inmediata de la licencia de conducir regirá para los conductores de la Ciudad e inclusive de otros distritos en los casos que cometan infracciones como violar la luz roja, exceso de velocidad, la no utilización del cinturón de seguridad y hablar por celular al conducir en todo el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires”, explicó Montenegro.

El ministro destacó el descenso en los accidentes de tránsito en el último año en la Ciudad, a partir de las políticas de seguridad que implementó el Gobierno porteño.

"Al comprobarse la infracción de tránsito, el agente detendrá al conductor, lo identificará, le labrará la infracción, le retendrá el registro y le dará una boleta de citación que lo habilitará para conducir por sólo 30 días corridos", precisó.

A quienes se le secuestre la licencia, deberán presentarse ante la Dirección General Administrativa de Infracciones (DGAI). Tendrán 30 días para regularizar la situación y podrán seguir conduciendo con la Boleta de Citación. Pasado ese plazo y de no haber cumplimentado los trámites necesarios, el conductor quedará inhabilitado para manejar y, a los 90 días se destruirá su carnet de conducir.

A quienes se le secuestre la licencia, deberán presentarse ante la Dirección General Administrativa de Infracciones (DGAI). Tendrán 30 días para regularizar la situación y podrán seguir conduciendo con la Boleta de Citación. Pasado ese plazo y de no haber cumplimentado los trámites necesarios, el conductor quedará inhabilitado para manejar y, a los 90 días se destruirá su carnet de conducir.

Los infractores a los que se les haya retenido la licencia podrán regularizar la situación incluso los días sábados, domingos y feriados de 9 a 12 horas, en la DGAI, ubicada en Pellegrini 211.

La medida rige para todos los conductores que circulan por la Ciudad de Buenos Aires tengan su licencia expedida tanto por esta ciudad como por cualquier otro distrito.

El Gobierno porteño comenzará dentro de 15 días a implementar esta nueva modalidad de control, en el marco de los controles viales que viene llevando adelante con la adhesión a la Ley 26.363 de Seguridad Vial Nacional, en procura de reducir drásticamente los accidentes de tránsito en todo el ámbito porteño.