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Comiendo menos se vive mas?

14.11.03

La Ciencia Afirma que Comiendo Menos se Vive Más

Por Laura Johannes
The Wall Street Journal


Si existiera un elixir mágico que prolongara la vida hasta los 150 años, la
mayoría de la gente lo tomaría encantada.

Pero a medida que los científicos comienzan a descubrir los secretos de la
longevidad, se están encontrando con una receta para la larga vida que pocos
se atreverán a ingerir: una dieta tan baja en calorías que a la mayoría se
le parecería mucho a la inanición.

La dieta, conocida como "restricción calórica" en la jerga clínica, se
conocería como de privación severa en cualquier otro léxico. La restricción
de calorías mostró por primera vez en los años 30 que podía crear ratas
excepcionalmente longevas. Después tuvo el mismo efecto en guppys (una clase
de pez ornamental), pulgas de agua, levadura, arañas y en un invertebrado
acuático microscópico llamado rotífera. El mes pasado, unos perros
labradores se convirtieron en el primer mamífero de gran tamaño en unirse a
la lista.

Ahora, los científicos están cerca de concluir el descubrimiento de que la
restricción calórica también extiende el ciclo de vida de los monos, que
comparten más de un 90% de sus genes con los seres humanos. En los
Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EE UU, donde los investigadores
han estado estudiando una colonia de 120 macacos de la India durante 15
años, se está acumulando evidencia de los efectos de la restricción
calórica. Los animales del grupo de control que comen una saludable dieta
baja en grasa están muriendo a una tasa normal, mientras que los animales a
los que se les da un 30% menos de alimentos parecen estar viviendo mucho más
tiempo y evitando las enfermedades relacionadas con la edad. Uno de los
monos subalimentados tiene 38 años, el equivalente a 114 años humanos.

"La restricción calórica ha funcionado en cada especie en la que ha sido
probada", dice el biólogo del Massachusetts Institute of Technology Leonard
Guarente. "Me sorprendería mucho que no funcionase en los humanos".

La restricción calórica parece crear cambios bioquímicos en el cuerpo que
tienen un efecto más profundo en la duración de la vida que el simplemente
evitar las enfermedades causadas por el exceso de grasa. Nadie sabe con
certeza cómo funciona. Quizá reduce los niveles de radicales libres, esas
partículas potencialmente tóxicas creadas por la descomposición de los
alimentos. Otros científicos piensan que desata un estado de emergencia
llamado "modalidad de supervivencia" en la que el cuerpo elimina todas las
funciones innecesarias para concentrarse solamente en permanecer vivo.

Si los científicos pudiesen saber qué provoca los cambios y pudieran
embotellarlo... "ya lo habríamos hecho", responde Roger McCarter, científico
en el Health Science Center de la Universidad de Texas en San Antonio.

Motivados por la investigación en animales, los NIH planean gastar US$20
millones para probar los efectos de la restricción de calorías en cientos de
estadounidenses. Algunas personas ya han considerado las pruebas suficientes
y han comenzado a privarse de alimentos. Bob Cavanaugh, un jardinero de 54
años de Morehead, Carolina del Norte, ha limitado su alimentación a dos
comidas diarias, con un total de 1.500 calorías. El desayuno consiste de una
taza de avena, dos cucharadas de germen de trigo tostado, una taza de leche
descremada y arándanos. Para cenar, Cavanaugh come vegetales, fruta y una
pequeña porción de pescado. "Tengo la esperanza de conocer a mis
tataranietos", dice.

La dieta de Cavanaugh puede sonar exagerada, especialmente porque con sus
1,75 metros de estatura y 59 kilogramos de peso, no está sobrado de peso.
Pero en los próximos años, si los resultados con los monos se confirman,
podría representar un cambio radical en la forma en que consideramos los
alimentos y la nutrición. El Departamento de Agricultura de EE UU dice que
una mujer sedentaria debería comer 1.600 calorías por día y el hombre 2.200
calorías, referencias que de por sí son rebasadas significativamente por la
mayoría de los estadounidenses.

Pero esos parámetros están basados en el peso ideal, y la dieta de
restricción calórica no tiene nada que ver con el peso. Los experimentos con
macacos de los NIH limitan el consumo de alimentos al mínimo necesario para
evitar efectos negativos en la salud, o al menos un 30% menos de alimentos
que los incluidos en lo que en la actualidad se considera una dieta
"saludable". Traducido en términos humanos, eso significaría 1.120 calorías
diarias para una mujer y 1.540 para un hombre.

Para la mayoría de los occidentales, esos niveles provocarían severos
retortijones de hambre. En el caso de los estadounidenses, una comida en
McDonald's ‹ una Big Mac, patatas fritas grandes y una Coca-Cola pequeña ‹
contiene cerca de 1.450 calorías. Y si una mujer a dieta de restricción del
30% de calorías bebiera un café con leche y una magdalena grande por la
mañana, hubiera consumido un 75% de su asignación diaria, dice Cathy Nonas,
directora de la Van Itallie Center for Nutrition and Weight Management en el
Hospital St.Luke's-Roosevelt en Nueva York.

En las pruebas de NIH, que durarán cerca de tres años, se les pedirá a los
participantes voluntarios que recorten su consumo entre un 20% y un 30%.
Como muchos de los seleccionados serían personas que comen en exceso, su
esfuerzo será modesto comparado con el de los monos del NIH. Para asegurar
el cumplimiento del experimento, el Pennington Biomedical Research Center de
Baton Rouge, Luisiana, inicialmente requerirá que los voluntarios consuman
sólo alimentos ofrecidos por los científicos, y dos de las comidas del día
deben consumirse en la cafetería del laboratorio. Los científicos tomarán
información del metabolismo de los individuos y otros indicadores
biomédicos, como el azúcar en sangre, niveles de lípidos y temperatura del
cuerpo.

Los habitantes de países subdesarrollados consumen dietas muy bajas en
calorías. Su nutrición es tan pobre que los efectos positivos se ocultan por
problemas causados por malnutrición, dicen los científicos.

Pero un estudio en la isla japonesa de Okinawa ‹ donde sus 1,3 millones de
habitantes han tenido una dieta espartana, pero nutritiva, de cerca de 1.800
calorías diarias‹ ofrece alguna evidencia sobre la restricción de calorías.

En Okinawa, donde la dieta está conformada por soja, vegetales, y pequeñas
cantidades de pescado, carne y arroz, hay 34 personas por cada 100.000 que
han sobrepasado los 100 años de edad, más del triple que en EE UU, dice
Bradley Willcox, un gerontólogo del Beth Israel Deaconess Medical Center de
Boston. La persona más vieja del mundo, Kamato Hongo, de 113 años, vive en
una isla cercana a Okinawa, agrega.