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La Antártida Argentina, con riesgo de ser la "Malvinas" del siglo XXI

10.3.09

Por Natasha Niebieskikwiat
Para Clarin


Un debate de creciente intensidad se ha instalado ante la presentación que dentro de los próximos cuatro meses hará el Gobierno en las Naciones Unidas sobre lo que considera como límites de la plataforma continental nacional. Es que en esa cuenta entrarán también los lechos marinos de Malvinas y del Territorio Antártico Argentino. Y distintos sectores políticos advierten sobre los presuntos riesgos de "malvinizar" la Antártida, donde varios países -entre ellos el nuestro, Gran Bretaña y Chile- mantienen reclamos de soberanía superpuestos, aunque congelados por el Tratado Antártico, firmado 1959.

Es el caso del vicecanciller del fallecido Guido Di Tella, Andrés Cisneros, quien señala que "la absurda división entre los argentinos impide un frente común ante el peligro extranjero". Cisneros participó de las negociaciones que bajo el gobierno de Carlos Menem reestablecieron 1990 el vínculo diplomático con el Reino Unido. Ahora advierte sobre el peligro de que "los ingleses" repitan en la Antártida "el despojo que nos hicieron en Malvinas". Y vaticina que el Tratado Antártico entrará en una fase de "deshielo", que abrirá a las potencias la posibilidad de hacer reclamos de soberanía sobre el Continente Blanco y la explotación económica del Polo Sur.

Clarín consultó a varios ex funcionarios vinculados a la cuestión Malvinas sobre este asunto.

El ex ministro de Defensa Raúl Alfonsín, Horacio Jaunarena, también secretario de la Presidencia de Fernando de la Rúa, coincide con el ex embajador Lucio García del Solar y con el dirigente político Mario Cafiero en que "no hay que confundir situaciones". Pero los tres esgrimen razones con matices diferentes.

Jaunarena apunta que hay un "malentendido" al mezclar uno y otro tema, siendo el caso de Malvinas, a diferencia del de la Antártida, "un derecho" que le asiste a la Argentina "y reclama a otro que se apropió de un territorio que nos pertenece".

García del Solar fue quien propuso por la parte argentina a las Naciones Unidas la resolución 2065, que 1965 terminó reconociendo la existencia de una disputa de soberanía entre Londres y Buenos Aires en torno a las Malvinas, "Yo creo que los países que han podido acordar un régimen que funciona en forma pacífica y civilizada y conforme a ciertas disposiciones desde 1959 deberían actuar pacíficamente en caso de problemas que se creen por superposición o proyecciones de espacios originados por la plataforma continental". Palabras de García del Solar.

Por su parte Cafiero sostiene que la de Malvinas es una "disputa bilateral" mientras que en el caso Antártida, una "disputa multilateral" bajo el paraguas de un tratado. Cafiero también apunta que islas y continente son "parte de un mismo tablero geopolítico: la proyección de las áreas marítimas circundantes a ambas es un área de 5 millones de kilómetros cuadrados, con enormes recursos naturales en juego. Cafiero apuesta a que los británicos buscarán tomar control total del área.

El Gobierno ha dicho una y otra vez que cumplirá en tiempo y forma con la presentación oficial sobre los límites continentales que deberá hacer antes de mayo próximo ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, creada por la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar. La Comisión le dio la posibilidad a los países de extender de 200 a 350 millas la prolongación de sus lechos marinos. "Argentina viene trabajando en este tema hace muchos años con el criterio de una política de Estado, aseguró a Clarín el actual vicecanciller Victorio Taccetti, titular de la Comisión Nacional de Límite Exterior de la Plataforma Marítima (COPLA), que concentra los trabajos previos a la presentación en Naciones Unidas. Taccetti agrega: "Este gobierno le ha dado "alta prioridad a los trabajos". Y en el equipo del canciller Jorge Taiana aseguran que el trabajo científico y técnico más intenso ya está terminado.

Por su parte, el Reino Unido ya hizo su presentación el año pasado ante la Comisión de Límites de la ONU sobre la Antártida. Cumplió los plazos sin presentar un reclamo de soberanía sobre el lecho marino que rodea al Sector Antártico Británico aunque se reservó el derecho de hacerlo en el futuro. Londres aún no hizo su presentación por el lecho marino de Malvinas ni de Georgia, entre otras de sus colonias.

Cafiero guarda bajo el brazo una lista de quejas hacia la forma en que los Kirchner han manejado la cuestión de la plataforma continental argentina. Exige a la Cancillería la realización de una Audiencia Pública sobre la cuestión de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur. Pero el grueso de sus planteos podrían concentrarse en lo que él llama "sugestivo hermetismo" oficialista al "no permitir a los ciudadanos argentinos saber de qué se trata" lo que están haciendo.

El planteo de Cafiero, con el que no coinciden los otros entrevistados, pone sin embargo de manifiesto la efectiva contradicción que existe entre la obligación que tienen los Estados de informar a la ciudadanía sobre aspectos de la política exterior como este, y al mismo tiempo, el brete de cómo y qué información dar sobre cuestiones sensibles como Antártida y Malvinas, donde los datos que se divulguen pueden ser utilizados por los demás países con superposición de reclamos.

Taccetti recordó a Clarín que según el reglamento de la Comisión de Límites de ONU, cuando se compruebe la existencia de una controversia territorial o marítima en las presentaciones que se hagan sobre los límites de la plataforma, la Comisión tomará nota de la presentación y la guardará tomando nota de dicha controversia.

Consultado sobre si veía entre los signatarios del Tratado Antártico la intensión de abrirlo para iniciar otro tipo de negociación, vale la pena lo que apuntó Jaunarena: "Si la comunidad internacional resolviera ponerle fin al Tratado argentina debería formalizar su pretensión en plano de igualdad y con mayores argumentos que la mayoría de los países". Pero al mismo tiempo, agregó, en "un mundo donde las relaciones de hecho todavía generan posiciones de derecho, donde sobran las tensiones por cuestiones de soberanía. y donde el cuidado del medioambiente aparece muchas veces relegado interpreto que en el largo plazo conviene que nuestra patria se sume activamente a todos aquellos que abogan por despejar definitivamente las pretensiones de soberanía sobre dicho territorio".