Según estaba estipulado, la nave y sus 183 tripulantes, provenientes de las islas Malvinas, adonde estuvieron apostados desde octubre del año pasado, serían huéspedes de la Marina del Perú “de acuerdo al Programa de Actividades Operacionales de las Fuerzas Armadas del Perú con Fuerzas Armadas Extranjeras”. Así constaba en el proyecto de ley que envió el Ejecutivo peruano a la Comisión de Defensa del Congreso para que se aprobara “el ingreso de unidades navales y personal militar extranjero al territorio nacional” con la finalidad de permitir la visita protocolar de la Montrose.
La fragata clase 23 Montrose, equipada con un sistema de lanzamiento vertical de misiles Sea Wolf, torpedos antisubmarinos y un helicóptero Lynx, patrulló el Atlántico Sur desde noviembre de 2011. Según informaron desde Londres, será reemplazada en esta tarea por el destructor clase 45 HMS Dauntless, uno de los más importantes y modernos de la Armada Real. Medios ingleses también reportaron la presencia en la zona de un submarino nuclear aunque esta información no fue confirmada ni desmentida por el gobierno británico, de acuerdo con sus protocolos de seguridad.
Se presume que el acuerdo con Londres se había forjado el viernes pasado, cuando el presidente Ollanta Humala recibió al número dos del Foreign Office, Jeremy Browne. A partir del bloqueo regional a naves con la bandera ilegal de las Malvinas y de otras que se dirigieran al archipiélago con finalidades militares o de extracción de hidrocarburos, para Gran Bretaña resulta tan importante encontrar un puerto de apoyo logístico para sus naves como una grieta en posición continental de apoyo al reclamo argentino. En esta ocasión la estrategia británica volvió a concluir en un fracaso ante la diplomacia latinoamericana.
En febrero, Humala le había enviado a Cristina Fernández de Kirchner una carta en la que manifestaba su respaldo al gobierno argentino respecto de su reclamo de soberanía de las islas Malvinas. El sábado pasado, también, los cancilleres de los doce países que conforman la Unasur, incluyendo, claro está, al peruano, firmaron un documento en Asunción del Paraguay en el que respaldan una vez más la posición argentina respecto al diferendo por el Atlántico Sur. El texto califica como una “anacrónica situación colonial en suelo americano” la presencia militar británica en la región y repudia “la negativa del Reino Unido a reanudar negociaciones” al respecto, a la vez que recuerda que las maniobras militares y de explotación hidrocarburífera realizadas de forma unilateral por la potencia ocupante “vulneran resoluciones de la ONU.”
Una vez conocida la noticia de que Perú cerró sus puertos a la nave de guerra británica, el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Daniel Filmus (Frente para la Victoria), celebró la determinación y aseguró que “la actitud de Perú es una señal del fortalecimiento de la región en la defensa de intereses comunes, y va en línea con el endurecimiento de la política exterior de la Argentina hacia la usurpación de las islas Malvinas”. En tanto, el diputado radical Julio Martínez afirmó que “todavía la herida por Malvinas no ha sanado y esta presencia militar tan cerca de nuestro país es otra ostentación de fuerza y provocación que hace el Reino Unido”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-189999-2012-03-20.html
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