Volveré y seré posts y comments

En sentido amplio, el peronismo fue una red social desde su origen. Una comunidad tácita que desafiaba el dualismo entre lo real y lo imaginado; donde se disputaban símbolos, se intercambiaban opiniones, se coincidía o se luchaba más allá de lo que desearan los dirigentes.
Desde La Plata, Gastón Menvielle –que a los veintidós años es uno de los responsables de la Red de Contenidos Peronistas Pejoteros (pejoteros.com.ar)– afirma que si bien la iniciativa de la que forma parte tiene simpatías kirchneristas, no aspira a convertirse en el brazo tech del PJ. “Vemos al partido como una herramienta, pero no pertenecemos a él. Nuestra meta es retomar las banderas de conocimiento libre, dándole un eje y organizando el material del campo nacional y popular que anda disperso por ahí.”
Según Menvielle, el formato presenta varias ventajas. “Por cuestiones socioculturales o de edad, hay muchos compañeros que no tienen los recursos ni el conocimiento para administrar un blog. Por supuesto, eso no significa que deban quedarse callados. Entonces sumándose a la red pueden subir directamente sus notas y opiniones de manera sencilla”, puntualiza el programador, que diseñó el sistema en coordinación con otros estudiantes de informática de la Universidad de La Plata vinculados con el Ipejus (Instituto de Pensamiento para la Justicia Social). El muchacho asegura que hasta hay viejitos que le mandan cartas en papel porque ni siquiera saben entrar a la página, pero les interesa que sus perspectivas sean difundidas entre los más jóvenes.
Por otro lado, el colectivo pretende colaborar para que “el concepto de representación sea reemplazado por el de coparticipación”. Eso incluye no sólo una disputa con los medios masivos como constructores de “la verdad”, sino una batalla contra la tradición de los punteros e intermediarios corruptos.
–¿Apuró las cosas la pelea con los sojeros y su tratamiento mediático?
–El lío que se armó alrededor de la Resolución 125 fue muy importante, porque a lo largo de la disputa quedaron un montón de sectores que no pudieron expresar su opinión. En ese mismo momento, la explosión de las redes sociales nos estaba tirando una pista. Al principio algunos desconfiaban, creían que era aislarse en lo meramente retórico. Poco a poco fue quedando claro que la división tajante entre Internet y “lo real” no era tal. De hecho, en Pejoteros nosotros tenemos pedidos muy concretos. Suponete que un barrio pide colchones. Pasa una semana y la comunidad se organiza a ver cómo se pueden facilitar. Por eso no competimos con Facebook, porque nosotros procuramos contactarnos, fundamentalmente, con aquellos que no conocemos. Si tenemos éxito, cuando vuelvan a presentarse esas situaciones conflictivas el contexto va a ser distinto.
Con mayor o menor independencia, hay otras propuestas que remixan la imaginería nac & pop, poniendo énfasis en la soberanía tecnológica. “Si Evita viviera sería linuxera”; evitalinuxera.blogspot.com invita a “acercarse al software libre con la guía espiritual de la abanderada de los humildes”. “Ubuntu peronista” (ubuntuperonista.blogspot.com) se presenta como “un blog en el que Juan Perón nos da una mano, a fin de hacer realidad su sueño de un software libre, justo y sobrerano”. En tanto, la distribución del sistema operativo Perón Linux es otra muestra de aproximación lúdica y explícitamente política a lo digital. Y un poco más arriba en los charts de popularidad, Aníbal Fernández se ha metido de lleno en los códigos de la pantallita, mientras otros espacios del arco ideológico recojen el guante y procuran ponerse al día.
Los activistas consultados insisten en que no hay que dejar que el entusiasmo abra la puerta a las ingenuidades. “Los clicks jamás sustituirán la militancia territorial”, dicen. No obstante, los debates que otrora se hacían entre sillas de hule en cocinitas perdidas del conurbano, hoy renacen en la red y ofrecen una oportunidad para que las bases vuelvan a ganar protagonismo desde cualquier punto del país. ¿Lo lograrán?
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